Vitoria. Lanzada ya la precampaña, los partidos ensayan estrategias y comienzan a deshojar la margarita de los posibles entendimientos a los que podrían llegar tras unas elecciones en las que nadie parece contar con tener la fuerza suficiente como para gobernar en solitario.
La idea va echando raíces en los diferentes cuarteles generales: habrá que llegar a acuerdos, ya sean puntuales o de gobierno. Y en este sentido, el PP vasco abrió ayer la puerta a reeditar el pacto que durante esta legislatura convirtió en socios a Patxi López y Antonio Basagoiti, si bien confía en que se produzca un cambio de papeles que le permita ser ahora "la primera fuerza no nacionalista" y "liderar" así esta posible entente.
Después de que Basagoiti, dijera que está dispuesto a pactar "con quien haga falta para que Bildu no gobierne", y diera por bueno su entendimiento por López como "alternativa" al PNV, así lo confirmó el número dos del partido en Euskadi, Iñaki Oyarzábal que, eso sí, advirtió a los socialistas de que ahora se encontrarán un interlocutor mucho más exigente tras haber visto cómo defraudaban sus expectativas. "A la vista de los incumplimientos y de su falta de valentía", dijo avivando las brasas de su aún reciente ruptura con el PSE, "pondríamos muchas más condiciones, porque han demostrado que no han sabido dar la talla", aseguró, para cerrar así este guiño envenenado con la vista puesta en el sorpasso a su rival constitucionalista, al que también atacó por el flanco económico acusándole de "vaciar la caja" vasca e "hipotecar a las generaciones futuras".
"parar la ola de independentismo" Sin embargo, la economía parece quedar en un discreto segundo plano en los primeros compases preelectorales de un PP que teme contagiarse del desgaste de Rajoy por unas medidas que ayer Oyarzábal admitía que no son de su gusto, y ni siquiera estaban en el programa, pero que defendió confiando en que no les pasen factura por que los ciudadanos entiendan que no había más remedio que adoptarlas.
El claro protagonista de su guión es el "fantasma" de la ruptura identitaria -como lo definió la víspera el jeltzale Andoni Ortuzar-. Sobrevoló su discurso y los que lanzaron al tiempo su jefe de filas y su compañera Arantza Quiroga. Y el mensaje es claro: sólo un PP fuerte podrá parar el desafío soberanista en el que dibujan de la mano a PNV y EH Bildu dando por seguro que "convergerán" tras la cita del 21 de octubre.
En este sentido, los populares no escatimaron ayer para tratar de hacer saltar todas las alarmas y "movilizar" así tras su proyecto a todos los electores que se sientan "vascos y españoles". "No está todo perdido", dijo no sin cierto dramatismo Oyarzábal ante la posibilidad de que del próximo parlamento salgan algunos avances soberanistas. Pero para "frenar la ola independentista" que ya vaticina como inexorable, subrayó que los vascos deben "reflexionar" y permitir con sus votos que el PP "condicione" la próxima legislatura haciendo con sus votos que sea lo suficientemente "fuerte". Incluso aquéllos "que nunca han votado al PP" -dijo abriendo su mensaje quizá incluso en busca de pescar en ciertos caladeros jeltzales-, porque de lo contrario se producirá una "deriva de ruptura", reiteró.