MADRID. El Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria ha estudiado en los últimos tiempos muchas peticiones de excarcelaciones de presos -tanto comunes como condenados por terrorismo- aquejados de graves e incurables enfermedades, que reclamaban su puesta en libertad para pasar el tiempo de vida que les quedase junto a sus familias.
Así, las fuentes consultadas han recordado el caso del preso etarra Mikel Ibañez Oteiza -condenado por colaborar en el asesinato del empresario Francisco Javier Zabaleta en 1988-, al que se le dejó en libertad condicional por razones humanitarias en enero de 2011 y murió tres meses después.
En ese caso, el terrorista estaba en régimen de semilibertad desde septiembre de 2010 para poder ser tratado de un linfoma y otras patologías que habían minado su salud, por lo que se le dotó entonces de una pulsera de control telemático para mantenerlo vigilado.
Al concederle la libertad condicional, el juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, le fijó una serie de obligaciones como mantenerse sujeto al cuidado y vigilancia de la persona que aceptó acogerle, fijar un domicilio y someterse al seguimiento de los servicios sociales penitenciarios.
También le prohibió participar en actividades de grupos o colectivos que justifican la violencia terrorista y conceder entrevistas a los medios de comunicación.
En el caso de Uribetxebarria Bolinaga, los informes médicos del Hospital Donostia, en el que está ingresado desde el pasado 1 de agosto, apuntan a que su situación clínica es "irreversible".
Con estos datos, la Junta de Tratamiento de la prisión de Zaballa (Araba) informó a favor de que se le otorgara el tercer grado, en el que fue clasificado por Prisiones "a los exclusivos efectos de que se confeccione el expediente de libertad condicional por enfermedad".
Sobre esta excarcelación debe decidir el juez Castro, que hoy ha recibido el informe realizado por la clínica forense de la Audiencia Nacional, que concluye que Uribetxebarria "no se encuentra en fase terminal" y su tratamiento puede "ser llevado a cabo por los Servicios Médicos" de la cárcel.
La forense explica que con los resultados obtenidos de las pruebas clínicas realizadas al recluso y basándose en el índice de Karnofsky -indicador que predice la evolución en pacientes oncológicos-, el 50 por ciento de los enfermos "con las mismas características" que Uribetxebarria vivieron "igual o menos de 11,3 meses" y la otra mitad sobrevivió "igual o más de 11,3 meses".