madrid. El expresidente del Congreso y uno de los padres de la Constitución, Gregorio Peces Barba, falleció ayer en un hospital de Oviedo en el que permanecía ingresado desde el pasado 16 de julio, según informaron fuentes familiares.

Peces Barba se encontraba de vacaciones en Ribadasella cuando fue ingresado-con pronóstico reservado- en el Hospital Universitario Central de Asturias debido a una insuficiencia renal complicada con otra cardíaca y de la que había sido atendido previamente en el hospital asturiano Grande Coián de Arriondas.

Las fuentes citadas informaron de que la intención de la familia del expresidente del Congreso es que sus restos mortales sean trasladados a Madrid. Ayer por la noche aún no se conocía el lugar en el que iba a instalarse la capilla ardiente. La primera opción que se barajaba era su domicilio de Colmenarejo, aunque el Congreso había ofrecido la posibilidad de que se ubicara en las dependencias de la Cámara. En cualquier caso, Barba será enterrado hoy.

abogado, político y catedrático El abogado y también catedrático ocupó la presidencia del Congreso tras la primera victoria electoral del PSOE y lideró la creación y el desarrollo de la Universidad Carlos III-fue su rector-.

Nacido el 13 de enero de 1938 y licenciado en Derecho por la Universidad Complutense, ejerció como abogado desde 1962 y durante la dictadura fue defensor en numerosos juicios ante el Tribunal de Orden Público (TOP) y en diversos consejos de guerra, entre ellos el célebre proceso de Burgos de 1970, en el que defendió a Víctor Aranda, acusado de ser miembro de ETA. De formación demócrata-cristiana, perteneció al grupo Izquierda Democrática y en 1972, tras ser detenido y suspendido de la abogacía durante tres meses por el TOP, se afilió al PSOE, partido en el que, después de la muerte de Franco, fue vicepresidente de su XXVII Congreso en 1976 y presidente del Primer Congreso de la Federación Socialista Madrileña (FSM) en 1977. En las primeras elecciones democráticas, celebradas aquel año, resultó elegido diputado por Valladolid, donde encabezó la candidatura del PSOE, y en el Congreso fue nombrado secretario general del grupo socialista, al que representó en la ponencia encargada de estudiar el anteproyecto de la Constitución. Sin embargo, el 7 de marzo de 1978 se retiró de esta ponencia en cumplimiento de las instrucciones de su partido, aunque firmó el anteproyecto definitivo de la Carta Magna con la precisión de que su firma no presuponía el consenso del PSOE. Alineado con las tesis de Felipe González, tras el aplastante triunfo socialista en los comicios de octubre de 1982, fue elegido presidente del Congreso de los Diputados.

Por otro lado, su decisión de seguir impartiendo clases en la Universidad Complutense causó malestar en la Ejecutiva Federal del partido, pero consiguió una excedencia especial que le permitió impartir la docencia varios días a la semana.

Además, José Luis Rodríguez Zapatero le incluyó en su comité de asesores para las elecciones de marzo de 2004 y le nombró Alto Comisionado para la Atención a las Víctimas del Terrorismo, cargo del que dimitió en septiembre de 2006 para dedicarse de lleno a su trabajo docente.

Todas las formaciones políticas lamentaron ayer su muerte y reconocieron la importante labor que ejerció en el país, sobre todo como político.