Madrid. La falta de apoyos al presidente del Tribunal Supremo (TS) y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Dívar, se hizo patente ayer en la celebración del bicentenario del Alto Tribunal a tan sólo dos días de anunciar su dimisión tras el escándalo por los gastos de sus viajes en fin de semana a Marbella (Málaga).

La inauguración de los actos conmemorativos de los 200 años del Supremo se vio sin duda eclipsada por la situación de Dívar al frente de la institución y la pérdida de confianza de la carrera judicial, que se hizo evidente en la soledad en la que se encontró ayer el todavía presidente del CGPJ. El acto, que estuvo presidido por el príncipe de Asturias, fue breve, serio y sombrío, y se vio empañado por los gritos de funcionarios de la Administración de Justicia que protestaban por los recortes y que coreaban "Dívar dimite, Justicia no te admite".

En un discurso meramente institucional sin mención alguna a su situación al frente de ambos órganos, Dívar se limitó a alertar de que "un Estado que socave la posición institucional del poder judicial dificulta o hace inexistente el Estado de Derecho". Dívar destacó así la "importancia transcendental" de la separación de poderes, lo que, en relación con el poder judicial, "requiere el reconocimiento del Tribunal Supremo y la organización de tribunales como un sistema básico, esencial e ineludible".

Últimas palabras Estas palabras serán previsiblemente las últimas que pronuncie en la sede de este órgano como presidente del Alto Tribunal, aunque él mismo aún no habla abiertamente de dimisión.

Al término de la ceremonia, tras la cual se celebró un cóctel en el que no permaneció más de quince minutos, Dívar, preguntado sobre si el acto de ayer sería su último acto como presidente del Supremo, señaló: "No lo sé, no lo sé".

Antes de leer su discurso, Dívar agradeció al príncipe su presencia tras recordar que el rey tuvo que "ausentarse" para viajar a Arabia Saudí y dar el pésame en persona al rey Abdulá, cuyo hermano y príncipe heredero, Nayef, fue enterrado el domingo en La Meca.

Por su parte, el príncipe Felipe, que transmitió un "afectuoso saludo del Rey", destacó la importancia fundamental de la independencia del Tribunal Supremo para la separación de poderes. Así, subrayó que la creación del Supremo supuso la consagración de su independencia en el marco del principio de separación de poderes.

"Todo ello fue esencial para el establecimiento de un Estado de Derecho moderno, en el que los ciudadanos puedan defender sus libertades y derechos ante las eventuales intromisiones de otros poderes del Estado", agregó. Además, expresó su deseo de que el acto de reflexión que ofrece su bicentenario contribuya a "seguir perfeccionando" lo mejor del legado de las Cortes de Cádiz.

Autoridades La ceremonia también contó con la presencia de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón; el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce; el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, y representantes de las Cortes Supremas Iberoamericanas, de Portugal y de Filipinas.

Por contra, las ausencias más significativas fueron las de dos de los vocales que pidieron el sábado su renuncia: José Manuel Gómez Benítez, que reclama el cese de Dívar y que fue quien le denunció ante la Fiscalía por los gastos de sus viajes, y la progresista Margarita Robles.

La dimisión de Dívar y el futuro del CGPJ y del Supremo fueron el tema más recurrente entre las personalidades que asistieron al ágape posterior al acto, así como las quinielas sobre el posible sucesor del actual presidente.