bilbao. EL 10 de junio de 1987 nadie hablaba en Europa de rescates financieros. Pero en el Estado español muchos sentían que Europa venía al rescate de un país salido de la transición política pero aún anclado en el atraso secular económico y en las prácticas políticas antidemocráticas. Se celebraban aquel día las primeras elecciones al Parlamento Europeo después de que un año antes el Estado español se integrara en la entonces Comunidad Europea (CE). En aquella jornada las urnas se abrieron por primera vez para elegir a los sesenta representantes que correspondían a España en el Parlamento Europeo, la única institución comunitaria elegida por sufragio universal.
Los comicios, en los que se votó también para ayuntamientos y Juntas Generales, se resolvieron con el triunfo en la CAV de la candidatura de Herri Batasuna, liderada por Txema Montero, que obtuvo 110.000 sufragios fuera de Euskal Herria. Carlos Garaikoetxea, con su Coalición por la Europa de los Pueblos, integrada por EA y ERC fundamentalmente, también obtuvo escaño, mientras que Mario Onaindia -cabeza de lista de una alianza liderada por EE- y Jon Gangoiti -al frente de Unión Europeísta, coalición del PNV con el Partido Galeguista Nacionalista- rozaron la representación. DNA rememora con algunos de los eurodiputados electos en 1987 cómo vivieron aquellos comicios históricos.
victor manuel arbeloa
Recibidos con aplausos y flores
El navarro Victor Manuel Arbeloa ya era eurodiputado antes de los comicios de 1987. Un año antes, el Estado español había consumado su entrada en la CE y, provisionalmente, envió al Parlamento Europeo sus representantes escogidos proporcionalmente entre los diputados y senadores de aquel momento. El entonces senador socialista Arbeloa -ahora está alejado de la política y del PSOE- fue uno de los integrante de la avanzadilla de 1986, aquella que fue recibida en Estrasburgo "con flores y aplausos". Recuerda la campaña electoral como algo "áspero y duro. Habíamos tenido ya varias citas electorales y la gente estaba acostumbrada a los comicios. Tuvimos que batirnos duro para que la gente entendiera qué significaba aquello. Pero aún no hemos conseguido el europeísmo que queríamos, porque no lo hemos cultivado".
Sin embargo, lo que los ciudadanos esperaban de aquellas elecciones era mucho: "Había muchas expectativas, todas. Creíamos en Europa, quizás demasiado. Veníamos frescos, jóvenes, llenos de esperanza, de ilusión. Ya lo había dicho Ortega: Europa era la realidad y los estados europeos la subrrealidad. Creíamos en la patria europea", dice hoy, cuando ya poco queda de aquella euforia.
Arbeloa, que repitió como europarlamentario una segunda legislatura, de 1989 a 1994, recuerda con agrado sus iniciativas en materias como la cooperación al desarrollo y la política regional. "El Parlamento mandaba muchísimo menos que hoy. En aquel momento la política europea era la agrícola, los grandes transportes y poquito más". Los fondos estructurales eran el botín más codiciado. "No se entiende hoy el desarrollo español sin esas ayudas". Europeísta convencido, pese a todos los problemas por los que pasa el continente, considera que "la crisis de hoy ayudará a intentar llegar a la unidad bancaria, a la unidad económica y a una cierta unidad política, que no será nunca la de un estado normal, ni una federación como EEUU o Suiza, porque es soñar el pensar que países que fueron dueños del mundo van a ser como las regiones de Italia o las comunidades españolas".
txema montero
Una "pujante" HB y un "novato"
Al abogado Txema Montero la expresión "más Europa" le parece una frase manida. Europarlamentario por HB en las elecciones de 1987 y 1989, abandonó la institución europea en 1990 en desacuerdo con la política de no participación institucional de la formación abertzale, que dos años más tarde le expulsó de sus filas por las críticas del abogado a la lucha armada de ETA. A su juicio, los tiempos turbulentos que sufre Europa deben llevarnos, lo primero, "a delimitar el coste de la no Europa, a preguntarnos en qué situación nos quedaríamos si desapareciese". Y lo segundo, a iniciar la "armonización social y fiscal". Mismas prestaciones para todos, pero también obligaciones similares. "No puede existir, porque es lo que genera la máxima desconfianza, una Europa evasiva fiscalmente, como es la del sur. Aquí pedimos más Europa sin explicar qué es. Porque más Europa no es esperar sentado a que te vengan a resolver los problemas, sino que te tienes que comprometer".
En opinión de Montero, los veinticinco años transcurridos desde los primeros comicios han servido, en lo fundamental, para traer fondos structurales, "que Euskadi apenas ha recibido", el verdadero motivo por el que Felipe González metió al Estado español en la CE. "Había diversos grados de expectativa. Los demócratas sinceros pensaban que Europa era un espacio de abolición de la pena de muerte y que podía ser el mejor antídoto frente a la tentaciones de un golpe de estado, que ha sido en la historia de España un asunto muy recurrente. Otro punto de vista más pragmática era que los fondos de cohesión iban a insuflar capital público. El PSOE, fundamentalmente, aunque invocaba la democracia, lo que buscaban era lo segundo. Fue un riego millonario de dinero", resume. Para Montero, la entrada en la CE también trajo consecuencias negativas, como el desmantelamiento de los sectores siderúrgico y naval en Euskadi.
En lo que se refiere a los problemas de Euskadi -eran años los años de plomo de ETA-, Montero confiesa que la parte "menos exitosa" de su paso por Estrasburgo fue cuando trató de "abrir debate o buscar apoyos a la autodeterminación de Euskadi". "Tomé posesión del escaño veinte días después del atentado de Hipercor. Fue la primera resolución que tuve que votar. En los años que estuve allí, salvo cuando hablaba de temas más neutros políticamente, inmediatamente tenía la descalificación por ser el representante del brazo político de ETA".
En lo político, una "muy pujante" HB se tomó aquellas elecciones "como un gran mitin pero a escala europea" y tuvo una gran sintonía con sectores de izquierda de todo el Estadio. En lo personal, fue una experiencia "muy rica" para el abogado, un "novato" en estas lides. "El avión solo se utilizó para ir a Canarias. Todo era en coche, durmiendo en casas de los comités de apoyo, reuniéndote con las recogedoras de naranjas de Valencia, con los trabajadores del campo andaluz, con los nacionalistas de izquierdas catalanes... Fueron dos meses con la adrenalina subida y no noté ningún cansancio. Pero al acabar la campaña y tras los resultados, tuve un bajonazo físico y psíquico de una semana".
barbara dührkop
De pilas de papeles al 'pen drive'
Para Barbara Dührkop la elecciones de 1987 también fueron su bautizo en las lides de la política. Habían pasado algo más de tres años del asesinato de su marido, el senador socialista Enrique Casas, a manos de los Comandos Autónomos Anticapitalistas. El PSOE, al que estaba afiliada años antes, le ofreció presentarse a las listas porque dominaba varios idiomas. No por el hecho de ser alemana de nacimiento y haber cursado la carrera en Suecia, le fue más fácil afrontar esta aventura. "Cuando llegué al Parlamento estaba impresionada, el impacto fue enorme. He vivido en varios países, tengo facilidad para los idiomas, pero el trámite parlamentario, con todas esas enmiendas, informes y votaciones era para mí tan nuevo... Lo dominaban mejor quienes veían de una parlamento. Aunque mi gran ventaja fue que enseguida tuve la ayuda de los alemanes y los ingleses, porque notaban que tenía más facilidad de comunicarme. El primer año fue todo escuchar y preguntar".
No le iría demasiado mal porque ha permanecido en su escaño la friolera de 22 años, hasta su marcha en el año 2009. "Ha sido la mejor universidad que he tenido en mi vida, un verdadero privilegio". Todavía hoy rememora cómo siendo vicepresidenta de la Comisión de Presupuestos de la Eurocámara elaboró los presupuestos de la Unión Europea para el año 1999. "De eso me siento muy orgullosa, por primera vez tuvo esa responsabilidad una mujer del sur".
Una labor que recayó en la madre de cuatro hijos pequeños, que le reclamaban cuidados, pero que le ofrecían libertad. "Decidí que, como era para dos años y medio, si mis hijos no lo llevaban bien, me lo replanteaba". Pero no hizo falta. "Eso sí, vivíamos en función de cuatro aviones a la semana y la ayuda continua de una señora en casa. Yo era madre el fin de semana y el lunes. Pero siempre he defendido que la calidad no tiene nada que ver con la cantidad y mis hijos lo llevaron muy bien. El apoyo de mis hijos fue fundamental".
En sus dos décadas de idas y venidas a Donostia le ha tocado vivir desde la época de compartir un despacho con otros tres europarlamentarios y amontonar "pilas de papeles" de documentación a viajar ligera de equipaje con la "oficina en el bolsillo" gracias al pen drive. "Muy crítica" con Angela Merkel, Barbara Dührkop reclama hoy seguir adelante con el proyecto europeo, caminar "hacia una unión monetaria de verdad" y recordar "a los países más ricos de los 27 que la UE es un proyecto solidario. Si nos separamos, sería gravísimo".
Imagen actual del Parlamento Europeo, en la ciudad francesa de Estrasburgo. Foto: afp
En 1987 se esperaba mucho de Europa; el atraso económico seguía presente, lo mismo que el riesgo de involución
"Mi gran ventaja fue que me ayudaron alemanes e ingleses por mi facilidad para comunicarme"
barbara dührkop
Europarlamentaria del PSOE (1987-2009)
"Europa no es esperar sentado a que vengan a resolver problemas, te debes comprometer"
Txema Montero
Europarlamentario de HB (1987-1990)
"Había muchas expectativas, todas, y creíamos en Europa, quizás demasiado"
Victor manuel Arbeloa
Euoparlamentario del PSOE (1986-1994)