Donostia. "Contando Navarra, los 309.000 exiliados de los que ha hablado Basagoiti serían el 10% de la población. El círculo de referencia de la gente que conocemos es de unas 200-250 personas. El 10% de eso es 25, por lo que cada uno tendría que conocer de media 25 personas, con sus nombre y apellidos, que se han ido de aquí por esas causas. Eso no es cierto. Puedes conocer a cinco o diez que se han marchado y no solo por terrorismo, pero ¿veinte?".
Los datos son claros. Así los explica Jon Urresti, director de Gizaker, cuando se le pregunta por el censo de exiliados que trata de activar el PP. Su presidente en Euskadi, Antonio Basagoiti, declaró a mediados de mayo que el censo vasco habría perdido, comparado con el de comunidades limítrofes, 309.000 personas en las últimas tres décadas. Algo que a simple vista, resulta complicado: para las autonómicas de 1980 había 1.554.527 vascos censados y para las de 2009, 1.776.059.
A quien también le resulta difícil de alcanzar esa cifra que arguye Basagoiti para proponer u na modificación de la Ley Electoral -que, por los plazos, no llegaría para las próximas autonómicas- es al politólogo y profesor de la UPV/EHU Alfredo Retortillo: "Empezar con los números me parece mal porque es despreocuparse de las personas reales, las que sufren". El actual lo considera "un debate absurdo, que acaba por convertir a quienes han sufrido en números de una lucha que no va con ellos. Es como si los viera volar sobre las trincheras. Es vergonzoso".
Preguntado por el perfil de los exiliados, avisa del "cliché extendido de que son de una determinada ideología. Es falso. Hay de todos los colores. Yo conozco de la izquierda abertzale gente que de repente equivoca la situación y es identificada como chivato y tiene que salir por patas". Ante esto, pide "concretar, porque ni se han valorado las demandas de los que se han marchado, ni cuántos pueden ser ni, de los que hipotéticamente estarían en esa situación, cuántos se acogerían a ese derecho". Por eso reclama, "sobre todo a los poderes públicos, que a la hora de abordar los sufrimientos, primero se atienda a las víctimas".
Otro debate La pretensión inicial del PP, para la que Iñaki Oyarzábal ya pidió ayer el apoyo del PSOE y del PNV, era la de reparar mediante el sufragio a aquellos que tuvieron que abandonar Euskadi y Navarra por persecución de ETA, pero el jueves el debate se elevó varios peldaños. La ponencia que el profesor Fabio Pascua presentó en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales -dependiente del Gobierno español- reconocía, según Europa Press, la dificultad de objetivar este censo. ¿La propuesta? Por elevación: extender el derecho a todo residente en el Estado español que haya residido en la CAV o Navarra.
El catedrático de Derecho Internacional Juanjo Álvarez también muestra sus dudas ante semejante propuesta: "¿Quién lo va a validar? ¿Cómo se va a cerrar un censo? ¿Hasta cuándo? ¿De qué manera? ¿Cómo configuras el factor subjetivo de supuesta amenaza? ¿Cómo permites que, con una mera residencia temporal que no se fija por cuánto tiempo, se determine un derecho a voto en otra circunscripción? ¿El factor subjetivo qué es, solo el directamente amenazado o toda la unidad familiar y descendientes nacidos fuera?".
Tras afirmar que "esto parece un atajo sin fundamento y con graves déficits de fundamentación jurídica", Álvarez pregunta si, con este planteamiento, se podría dar "voto doble a los que se han quedado soportando las amenazas". Y responde: "Resultaría absurdo". Además, añade que "el gran problema" de estas reflexiones "es que toda sana crítica jurídico-técnica parece que va en un sentido político".
Urresti también pone en solfa la ampliación que manejan los expertos requeridos por La Moncloa una vez se comprende que es muy difícil determinar quiénes se marcharon por culpa de ETA. "Toda la gente que vino a Altos Hornos, la zona de Vitoria y Donostialdea y que, prejubilados y jubilados, han vuelto a su casa, ¿pueden votar? ¿Aquí y allí o solo aquí? ¿Cuánto tiempo ha hecho falta estar, tres años o 30? No hay por dónde cogerlo. Antes, por lo menos, se explicitaba el terrorismo".
El profesor de la UPV/EHU reclama que "el problema ha existido porque ha habido gente amenazada, que le hacían el vacío o porque se sentía amenazada y se ha marchado, pero hay casos en los que no ha habido denuncia, se han ido en silencio. Cuando tratamos de sacarlo a la luz, hacemos esto. ¿Cómo voy a salir a la luz si al día siguiente me van a decir tú eres de los míos y los otros me van acusarán a mí, que me tuve que largar, de pucherazo?".
El director de Gizaker vuelve a la cifra de los 309.000 para tratar de visibilizar de qué se habla: "A la final de Copa en Madrid a ver al Athletic fueron 50.000-60.000 personas. Pensar que eso se multiplica por seis es impensable. ¿Que haya habido una movilidad de 300.000 personas? Con los saldos migratorios en la mano, lo dudo también, pero puede llegar a haber. Ahora, ¿por culpa de terrorismo? Para nada".