chicago. Estados Unidos y sus aliados europeos tratan, en esta cumbre de la OTAN que arrancó ayer en Chicago, que la crisis presupuestaria que afecta a Europa no mine el vínculo transatlántico ni debilite a una alianza con seis décadas de historia.

La cumbre de Chicago se presenta así como una ocasión para que EEUU reafirme su compromiso con la defensa europea, en un momento en que el foco del interés militar de Washington se ha desplazado al Pacífico, y, al mismo tiempo, para que los europeos se comprometan a hacer más por su propia seguridad, a pesar de sus dificultades financieras.

El presidente Barack Obama ha declarado que la región de Asia-Pacífico, un área donde China, la segunda economía mundial, crece en influencia militar, es la nueva prioridad estratégica para EEUU.

Ante la pujanza china en la región, Obama dejó claro hace un año que EEUU "está en Asia-Pacífico para quedarse" y para promover lazos económicos, militares y diplomáticos que contrarresten el peso de la potencia comunista, según proclamó durante la gira que realizó el pasado noviembre por Australia y otros países de la cuenca.

Esto ha llevado a EEUU reposicionar sus tropas, que saldrán en gran número de Europa, principalmente de Alemania, y en menor medida de Oriente Medio, donde pese al final de la guerra en Irak persiste un foco de inestabilidad que Washington no quiere descuidar. EEUU contempla con preocupación la creciente tensión en el mar del sur de China, área que considera estratégica para sus intereses, pues por sus rutas pasan cerca de 1,2 billones de dólares anuales en mercancías procedentes de o con destino a Estados Unidos.

Pero sus socios europeos también miran con preocupación que este cambio de foco pueda debilitar el papel estadounidense en la Alianza Atlántica, donde es el principal contribuyente militar y financiero, en un momento en el que los gobiernos europeos realizan grandes recortes en sus presupuestos de defensa.