Vitoria. La tensión generada en torno a las últimas actuaciones de la Ertzaintza ha rebasado, en opinión de ErNE, los límites tolerables. La central sindical considera que la labor de la Policía autonómica está siendo sometida a una "instrumentalización" extrema y que las intervenciones puestas en entredicho, los casos de Iñigo Cabacas, Xuban Nafarrate y la presunta agresión a un conductor de un autobús urbano de Tuvisa en el barrio gasteiztarra de Zaramaga, se han convertido en armas arrojadizas con las que se busca obtener intereses electorales.

Sus responsables entienden que el cuerpo está siendo utilizado como "moneda de cambio" para la consecución de réditos políticos y exigen al lehendakari, Patxi López, y al consejero de Interior, Rodolfo Ares, que "den la cara" por los agentes y que "defiendan su profesionalidad". En caso contrario, el sindicato independiente de la Ertzaintza advierte de que iniciará un calendario de movilizaciones y que recurrirán a los tribunales si la respuesta del Gobierno Vasco no es la adecuada.

El silencio mostrado hasta la fecha por los responsables del Departamento de Interior en torno a la supuesta agresión por parte de una patrulla a un conductor de Tuvisa que les recriminó el haber estacionado su vehículo policial en medio de una parada de autobús, ha molestado de nuevo a los portavoces del sindicato independiente de la Ertzaintza. Estos confiaban en que los responsables políticos del Cuerpo defendieran públicamente a la plantilla.

Según documentación a la que ha podido tener acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el acta de comparecencia de uno de los agentes inervinientes -que forma parte del atestado que ya analizan los jueces- aporta un punto de vista diferente al conocido hasta ahora. El texto indica cómo a las 16.57 horas del 30 de abril se disponía a cubrir una intervención relacionada con un bortxa -teléfono especial que se entrega a las víctimas de la violencia de género- junto a su compañero cuando vieron que el chófer del autobús de Tuvisa les recriminaba con "gestos y aspavientos" desde el interior del urbano el haber aparcado el coche patrulla dentro del área reservada a la parada, situada en el número 19 de la calle Reyes de Navarra. En el acta, el ertzaina indica que movieron el vehículo hacia atrás "ya que en la propia parada ya había otro autobús estacionado, dejando en todo momento espacio suficiente para estacionar el autobús perfectamente".

Una vez que los pasajeros se apearon del urbano, el conductor se bajó del mismo y pidió a los agentes que le explicaran la razón de haber aparcado en ese lugar, "mostrando en todo momento gran indignación". Uno de los ertzainas le reclamó que se dirigiera a ellos con respeto y educación mientras que el chófer insistía en que había dado ráfagas de luz y que incluso había empleado la bocina para alertarles de que no podían detener su vehículo en ese punto. La patrulla le respondió que no se habían percatado de sus señales. Durante la conversación, el conductor, que "en todo momento se dirige a los agentes con falta de respeto y comenzando a mostrar gran sarcasmo", regresó al interior del autobús.

Enfrentamiento Uno de los ertzainas subió entonces al urbano y le solicitó la entrega de su identificación, mientras su compañero esperaba junto a la puerta del vehículo. Entonces, "haciendo caso omiso" de las indicaciones, el chófer sacó un teléfono móvil de una bolsa y se dispuso a realizar una llamada. "Se le vuelve a insistir para que entregue la documentación y deje el teléfono, ante lo que responde que iba a hacer una llamada porque creía que sus derechos iban a ser pisoteados", recoge el acta.

"En esos momentos, el agente compareciente trata de que deje de atender al teléfono tocándole en el brazo para que el chófer escuchara las indicaciones de éste, instante en el cual empuja con todo su cuerpo al agente golpeándole contra una barra del autobús y propinándole una patada que le alcanzó al agente a la altura de la rodilla izquierda. Ante esto, el agente le agarra fuertemente a la altura de los hombros para sacarle del autobús. Forcejeando con el agente y junto con su compañero, al final consiguen inmovilizarle en el suelo, dado que su estado era violento para con los agentes", relata el documento.

El acta va acompañada de un parte médico expedido el mismo día en el Hospital San José de Vitoria en el cual se recogen las lesiones sufridas por el ertzaina que forcejeó con el conductor. Además de una tendinitis postraumática en la muñeca derecha, que requirió de una férula, se indican igualmente los daños sufridos en su rodilla izquierda.