vitoria. El papel de la Casa Real en el hoy de la sociedad vasca no fue el único debate tangencial que ayer se abrió paso en un Parlamento Vasco que antes, aún por la mañana, empezó hablando de la reforma de la Ley de Elecciones autonómicas y acabó de nuevo embarrado en los lodos de la Ley de Partidos.
El Pleno debía pronunciarse sobre la enmienda presentada por Eusko Alkartasuna a la reforma que defiende el Gabinete López para tratar de evitar que ésta dé carta de naturaleza a la llamada incompatibilidad o ilegalización sobrevenida; el desarrollo legal que, entre otras "mejoras técnicas", cierra la puerta de la Cámara a quienes hayan sido condenados por terrorismo e inhabilitados por ello -aunque sea sin sentencia firme- y la abre a que deban renunciar a su cargo si pertenecen a candidaturas que luego son ilegalizadas. La sombra de aquella lucha que la Mesa de la Cámara mantuvo en la era Ibarretxe para defender los derechos del grupo de Batasuna tras su ilegalización aún es alargada y el debate se volvió a abrir en canal reeditando las viejas posturas.
los derechos y el nuevo tiempo EA sostuvo que sólo se "pretende trasladar al ordenamiento legal vasco la restricción de derechos democráticos básicos, como son el derecho tanto al sufragio pasivo como activo", lo que a su juicio "en nada contribuye, sino todo lo contrario, a normalizar la vida política en este país". PNV, Aralar y Ezker Anitza recordaron su rechazo a una Ley de Partidos que, reiteraron, pone en solfa una democracia en la que no se pueden defender todos los proyectos.
Finalmente, la suma de PSE, PP y UPyD se impuso claramente a EA, Aralar y Ezker Anitza, con el PNV situado en la abstención para salvar la reforma técnica. "La Ley de Partidos es la garantía de la democracia", zanjaba el PP. "Es un debate extemporáneo", remachaba el PSE, por lo que ahora el proyecto seguirá su tramitación en sede parlamentaria.