DONOSTIA. El obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, defendió ayer que las víctimas de ETA deben erigirse en "protagonistas destacadas" del proceso del final de la organización terrorista y eje sobre el que debe pivotar "un futuro de esperanza". En una misa colectiva en favor de estas víctimas celebrada en la capital guipuzcoana, el prelado les pidió que oraran para lograr la "conversión de los verdugos", en referencia a los asesinos de sus familiares y allegados.

Munilla recordó al comienzo de la eucaristía que "el terrorismo, alimentado por la ceguera social, negó el derecho a la vida", y por ello solicitó en la homilía a las víctimas de ETA que recen "con fe y esperanza por la conversión" de quienes fueron sus "verdugos". Según evidenció a los allegados de los damnificados, ésta "será una oración heroica que contribuirá en gran medida a la sanación de vuestras heridas".

Para el obispo guipuzcoano, esa "conversión" dependerá en última instancia de quienes cometieron los delitos o, en otras palabras, que esta "siempre quedará condicionada al misterio de la respuesta de la libertad del hombre". "Aun así, nuestra fe en la misericordia de Dios, nos lleva a cultivar la confianza en el hombre y en su capacidad de regeneración", añadió.

La de ayer fue la segunda eucaristía colectiva que tiene lugar en la catedral del Buen Pastor de Donostia en memoria de las víctimas de ETA tras la celebrada en el año 1998, con José María Setién. La representante de Covite, Cati Romero, que como Pilar Elías, Inmaculada Iruretagoiena o el delegado del Gobierno español, Carlos Urquijo, acudió a la misa, calificó de la ceremonia como "necesaria".

Para Romero, viuda del que fuera sargento de la Guardia Municipal de Donostia, Alfonso Morcillo, "es grato que los representantes de la Iglesia estén cerca, al lado" de las víctimas de ETA. Este posicionamiento de Munilla, una de las razones por las que fue designado obispo de Donostia en noviembre de 2009 en contraposición al talante mantenido por sus predecesores -Juan María Uriarte y José María Setién-, ha recibido críticas entre distintos estamentos de la diócesis, entre los que en las últimas semanas ha destacado el de la agrupación de católicos Eutsi Berrituz.

Una de las principales propuestas de Munilla fue ayer la de pedir a las víctimas de ETA que recen por la "conversión de los verdugos", algo que las otras voces que han surgido en los últimos meses no ponen en duda. Aun así, consideran que el papel de la diócesis donostiarra, junto a las de Bilbao, Vitoria y Pamplona, debe ser más importante. Más, recuerdan, en un tiempo en el que el anuncio del cese definitivo de la violencia que hizo la organización armada el 20 de octubre abre las puertas de par en par a una tarea como la de la reconciliación.

En el caso de Eutsi Berrituz, este sector eclesiástico entiende que la Iglesia puede contribuir a esa tarea no sólo mediante la oración, sino valiéndose de su arraigo social y su estructuración para hacer una labor de base, "parroquia a parroquia".

Este trabajo ha empezado a realizarse con actividades y charlas en las que están participando distintos protagonistas y en las que presentan sus análisis respecto a la situación, una involucración activa que por ahora se encuentra lejos de la línea marcada por el obispo donostiarra desde que llegó, en enero de 2010.

Tras su pronunciamiento ante el cese definitivo de la violencia de ETA, la trayectoria de Munilla en estas cuestiones en los últimos meses, junto a los obispos Mario Iceta y Miguel Asurmendi, se ha centrado en la homilía conjunta el Día de la Paz, el pasado mes de febrero. En ella, los tres prelados abogaron por el "diálogo y la reconciliación" en la que centraron el papel de las víctimas de ETA.