vitoria. La izquierda abertzale ilegalizada ha engrasado su maquinaria y presiona día tras día para tratar de retratar el inmovilismo del Gobierno del PP ante la sociedad vasca con un doble objetivo: hacerle cada día más insostenible defender la trinchera del no, y abanderar la reivindicación del diálogo en un momento en el que la esperanza ha vuelto a anidar en la sociedad vasca y ésta es ya una demanda que rebasa incluso las fronteras abertzales.
Gota a gota, día a día, los líderes de este sector tratan de abrirse un hueco en la agenda informativa paliando así la invisibilidad que trató de imponerles la Ley de Partidos y recuperando ante el gran público su condición de agente protagonista. Tanto de cara a la búsqueda de soluciones en la construcción del final de ETA, como de cara a la cada vez más próxima cita con las elecciones autonómicas, donde esperan seguir recogiendo el fruto de la suma de fuerzas construida en torno a su apuesta por la paz hasta incluso discutir el liderazgo nacionalista.
la mano tendida Esta estrategia pasa necesariamente por mantener de forma pública y notoria la mano tendida al diálogo y señalar con el dedo a quienes lo rechacen. Es la constatación del "carácter unilateral" de su apuesta y la mejor forma de reubicarse en el actual contexto con ella como brújula. Así, después de haber hecho el viernes declaraciones previas a la marcha que el sábado reclamó la implicación del Gabinete Rajoy en la construcción del nuevo tiempo con el rechazo de la doctrina Parot por bandera, y después de pronunciarse al cierre de la manifestación a pie de calle, ayer volvían a valorar la convocatoria para arremeter contra el "inmovilismo" del Gobierno denunciando la "hipocresía" de las excusas con las que trata de justificarlo. "La actitud mayoritaria por las soluciones de la sociedad vasca contrasta con la política de bloqueo que impulsa el PP", que quiere "abortar la posibilidad de alcanzar la paz mediante la resolución definitiva del conflicto político", denunciaban una vez más en una nota. Y ante el "bunker" en el que acusaban a los populares de protegerse ante las "constantes llamadas al diálogo de la sociedad vasca y la comunidad internacional" -decía recordando la Declaración de Aiete-, ante su "bloqueo y cerrazón", insistía en señalar el diálogo como "la única forma de alcanzar un escenario de paz y soluciones democráticas". "A la voluntad permanente de boicot al proceso hay que responderle desde el esquema de acumulación de fuerzas" y la movilización social "demostrándoles que cada vez somos más los que apostamos por las soluciones", concluía, erigiéndose así en defensora de una demanda que, como subrayaba teniendo en mente reivindicaciones como las de la propia cúpula del PSE, que ya reclama que se empiecen a dar pasos, es "transversal" y comparten "personas de diversas afinidades políticas e ideológicas".
agenda judicial En esta estrategia de presión, la izquierda abertzale encontrará un inesperado aliado en los tribunales, por cuyas mesas siguen esperando a pasar buena parte de las claves del corto plazo. Además de la resolución del caso Bateragune o la legalización de Sortu, aquí se deben tomar decisiones de enorme calado -comenzando por el ámbito de los presos- que alimentarán su respuesta. Ayer mismo se convocaba una nueva marcha Bilbao en protesta por la confirmación de la condena impuesta a Anabel Prieto y Maialen Zuazo en una semana en la que, por otra parte, los tribunales decidirán sobre el histórico Félix Alberto López de la Calle, Mobutu, el carácter delictivo de los carteles de las txosnas de Zarautz y un viejo caso de kale borroka.