Bilbao. Cientos de personas se congregaron ayer en las inmediaciones de la Parroquia del Corpus Cristi de Bilbao para despedir a Iñigo Cabacas Liceranzu tras su trágica muerte como consecuencia de la intervención policial del pasado jueves.

La iglesia del céntrico barrio bilbaíno de Indautxu recibió a numerosas personas hasta agotar su capacidad, mientras otras muchas siguieron en silencio la celebración de la misa desde el exterior. Entre los asistentes figuraron los jugadores del Athletic Club de Bilbao Aitor Ocio y Carlos Gurpegui, junto al mítico portero rojiblanco José Angel Iribar.

Lo que no hubo fue presencia alguna de dirigentes políticos en los actos litúrgicos, una ausencia que vino motivada por el expreso deseo de la familia de no politizar el deceso del joven basauritarra.

Además de las muestras de apoyo que recibió la familia de Cabacas, establecimientos hosteleros y comercios de la zona cerraron sus puertas en señal de duelo por el fallecimiento del hincha del Athletic y numerosas ventanas y balcones exhiben banderas del Athletic Club con crespones negros.

Durante la misa, se leyó una nota del Obispo de Bilbao, Mario Iceta, en la que mostró su deseo de que se esclarezcan los hechos que provocaron la muerte de Iñigo Cabacas, así como de que se asuman "las responsabilidades pertinentes". Ante la imposibilidad de asistir a la misa en la parroquia del Corpus Christi, Iceta redactó una nota en la que, ante la muerte "acaecida en trágicas circunstancias", manifestó su condolencia "a sus padres, Manu y Fina, a sus familiares, amigos y allegados, así como a quienes os habéis acercado a participar en este acto de oración, cariño y solidaridad".

El prelado vizcaíno pidió a Dios que "acoja en su paz y en su felicidad a su hijo Iñigo, que nos ilumine en estos momentos marcados por el dolor, que nos ayude a extraer las consecuencias de sucesos tan lamentables, para que no se vuelvan a repetir, y que nos haga a todos servidores de la paz, de la justicia y de la verdad".