Madrid. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, evitó ayer desvelar cuál será el futuro político del expresidente valenciano Francisco Camps después de que el jurado le haya declarado no culpable en la llamada causa de los trajes. Aunque el presidente del Gobierno y líder de los populares dijo estar "contento" con el veredicto, añadiendo que el partido "cuenta" con Camps "como con cualquier otro dirigente", la verdad es que no baraja ni devolverlo a la primera línea de la política, ni rehabilitarlo como presidente del PP en la Comunidad Valenciana. Según fuentes de los populares, tres son los destinos que se barajan para Camps si, como parece, exige volver a la vida pública: senador por designación del Parlamento autonómico, un cargo de importancia en Génova o una embajada (la de la Santa Sede es la que más suena).
En lo personal, Rajoy explicó que después de que el miércoles se conociera el veredicto llamó a Camps, del que dijo que ha pasado "una etapa muy dura". Tras subrayar que "siempre" acatará y respetará las decisiones de los tribunales aunque "unas gustan más y otras menos", Rajoy se reconoció "contento" con el resultado del juicio. Sin embargo, y cuestionado sobre el futuro, el presidente del PP respondió con un críptico "ya veremos qué es lo que ocurre en el futuro".
Otros dos testimonios relevantes apuntan en la misma línea de recuperar a Camps, pero no para la política de primera fila. Su sucesor al frente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, celebró el veredicto del jurado interpretando con él que su "rehabilitación ya se ha producido". No obstante, sobre un posible regreso de Camps a la política, Fabra recordó que el expresidente dimitió "libremente" y "a conciencia", y considera que "merece un periodo de descanso".
Quien ha sido una de sus máximas defensoras, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, también habló en la misma línea con una frase contundente: "El agua de los ríos nunca vuelve atrás. Puede regar nuevos campos, pero no vuelve".
inestabilidad En el PP se da por hecho que Camps, superado su "calvario" y "envalentonado" por su inocencia, querrá regresar a la primera línea y que así se lo pedirá a Rajoy de modo inminente, sin esperar un tiempo, sin tomarse un descanso que en el partido cuantifican en "un par de años sabáticos". "Camps piensa que es una víctima a la que le han robado el honor, así que no esperará ni un día a impulsar su regreso", aseguraban desde Ferraz. El temor es que esta aptitud choca con la moderación que le exige Rajoy y que puede derivar en la apertura de un periodo de inestabilidad dentro del PPCV. Las fuentes consultadas lo resumen diciendo que Camps "como líder en la sombra de la organización en la Comunidad Valenciana fiscalizará todo lo que pueda la labor de su sucesor, Alberto Fabra".
Es decir, se habla de un riesgo de bicefalia que, más que medir a Camps, medirá a Fabra. "Fabra deberá ahora estar muy atento a cómo gestiona la herencia que ha recibido". Puede abrirse una lucha callada entre campsistas y fabristas.