Vitoria. La Comisión Internacional de Verificación del alto el fuego, convertido ya en "cese definitivo" de la actividad armada de ETA, retomó ayer sus reuniones con partidos y agentes políticos vascos.
Su vuelta a Euskadi no puede ser más oportuna, ya que coincide con la tormenta que alimentó el ministro del Interior, Jorge Fernández, al hacer suyas las especulaciones que apuntaban que ETA estaría reactivando su aparato logístico recuperando incluso la extorsión; un extremo que, aunque negaron tajantemente tanto los empresarios como el propio Gobierno Vasco -ayer lo volvió a hacer el consejero del Interior, Rodolfo Ares, para "tranquilizar" a la sociedad- arrojó cierta inquietud sobre la irreversibilidad de la paz.
Poco ha trascendido de las citas mantenidas por esta comisión, envuelta en un aura de discreción con la que se trata de proteger de interferencias dañinas. Tal y como se supo ayer, el presidente jeltzale Iñigo Urkullu y el portavoz de la izquierda abertzale Rufi Etxebarria fueron dos de sus primeros interlocutores, si bien muchos otros agentes consultados ayer por este diario evitaron negar que se fueran a entrevistar con estos expertos -protagonistas del desame en procesos como el sudafricano o el norirlandés-, enmarcando estas decisiones en "la cocina" interna del proceso, y sólo UPyD rechazó que nadie venga "a dar lecciones" de nada.
"Diálogo técnico" Esta comisión de verificación se dio a conocer ante el gran público el pasado mes de septiembre, y sólo 72 horas después de su creación fue saludada por la propia ETA como "un paso importante" que confió en que sirviera para abrir la puerta a la adopción de "compromisos multilaterales".
La reacción de los Gobiernos no fue alentadora, aferrados al trabajo de sus servicios de Inteligencia como única vía para verificar las intenciones de la organización. Sin embargo, aun manteniendo esta apuesta, Ares, dejó ayer en el aire un sustancial cambio de discurso por el que convirtió el primer rechazo frontal del Gobierno Vasco en un deseo de que la comisión tenga "suerte", reconociendo además su valor potencial. "Está compuesta por personalidades de extensa experiencia", y "si hay gente en el País Vasco que quiere reunirse con ellos, entendemos que le puede ser útil porque pueden recabar más información", admitió.
En este sentido, otro de los portavoces de la izquierda abertzale, Pernando Barrena, reiteró ayer desde los micrófonos de Onda Vasca-Grupo Noticias que ETA "y todas las armas que tiene" están a la espera de que se "llame a su puerta" para abordar un diálogo técnico y emprender un proceso de desarme, si bien a la vista de las especulaciones de Fernández, denunció como "incomprensible" e "irresponsable" que el Gabinete Rajoy, en lugar de avanzar en esta dirección, siembre dudas e impulse "operaciones policiales contra miembros de una organización que ya ha decidido que la lucha armada ha terminado".
Por su parte, Urkullu -que está llamado a jugar un papel vital como interlocutor con los más reticentes a este proceso-, pidió al Gobierno español que hile más fino en sus declaraciones para no enredar innecesariamente la madeja vasca, al tiempo que pidió a la izquierda abertzale que explique claramente y desde ya que rechazará a los elementos que "pudieran ser resistentes" a la decisión de ETA de dejar definitivamente su actividad armada.