El sonido de la gaita gallega marcará durante esta semana la despedida a Manuel Fraga Iribarne. La Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense, formada por 60 componentes, recibirá hoy el féretro del expresidente de la Xunta a su llegada a la iglesia del pequeño pueblo de Perbes, en A Coruña, en cuyo cementerio será enterrado el presidente fundador del PP. Pero el sonido triste de la gaita no se apagará tras el entierro y volverá a sonar el sábado, esta vez en la Plaza del Obradoiro, en el interior de la Catedral de Santiago, donde la Xunta ofrecerá a quien fuera su presidente en cuatro ocasiones, un funeral institucional.
Resulta paradójico que a quien defendió siempre por encima de todo la unidad de España, se le despida con el himno del Antiguo Reino de Galicia, pero así será hoy, al filo de las cinco de la tarde, cuando el féretro del exministro franquista llegue a la entrada de la iglesia de San Pedro de Perbes. El Himno Galego, también a ritmo de gaita, será la banda sonora que acompañará el entierro.
Y cinco días después, la seo de Compostela se vestirá de nuevo de gala, como cuando Don Manuel juraba como presidente de la Xunta o asistía a Misa Mayor, y lo hará para acoger, a las doce del mediodía, el solemne funeral tributado por las instituciones gallegas. Ahí también será la música de los gaiteiros la que acompañará el recuerdo de Fraga, esta vez con el mismo grupo que amenizó sus cuatro tomas de posesión como presidente de la Xunta. Ayer lo anunció en Madrid el actual titular del Gobierno Regional, Alberto Núñez Feijóo, quien se trasladó a la capital para visitar la capilla ardiente de Fraga en su domicilio particular.
La capilla ardiente
Aglomeraciones en 90 metros
No fue el único que acudió a la casa que Don Manuel mantenía en la capital de España. El domicilio familiar de los Fraga se quedó pequeño para recibir las decenas de coronas fúnebres que fueron llegando a lo largo de toda la jornada y también a las numerosísimas personalidades que quisieron hollar los 90 metros cuadrados de la casa del barrio de Moncloa pese a que el de ayer fue uno de los días más desapacibles de lo que va de invierno en la capital. Uno de los pocos consuelos que tuvieron los más de 100 periodistas que custodiaban la entrada del edificio fue el gesto de un local comercial cercano, que les llevó trozos de empanada gallega para aliviar su tarea y, a la vez, promocionar el producto.
El primer VIP en llegar a la casa de los Fraga fue el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se presentó acompañado por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, sobre las nueve de la mañana. Pero quien más expectación generó fue el ex presidente José María Aznar, que coincidió dentro del domicilio con su esposa, Ana Botella, alcaldesa de Madrid, para luego abandonar juntos la casa.
La mayor parte de los asistentes permanecieron dentro del domicilio entre cinco y veinte minutos, seguramente para no formar aglomeraciones dadas las dimensiones del piso, pero el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, de quien Fraga fue su mentor político, permaneció cerca de una hora. Según reconoció, la familia está muy afectada, pese a ser conscientes de que "el desenlace era inminente". Los reyes cumplieron con la visita a primera hora de la tarde.
Decenas de coronas llegaron desde todas las instituciones. Desde los reyes y los príncipes, hasta el Gobierno, el Senado o la Real Academia de la Historia, de la que Fraga era miembro. Algunas de ellas, además, a título personal, entre ellas del presidente de la Cámara Alta, Pío García Escudero, el propio Gallardón o el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo.