Es sabido que la socialización de un credo así como el desarrollo de la formación política que lo impulsa dependen en gran medida de la capacidad que los hombres y mujeres que conforman dicho partido político tengan para darse a conocer.

Dicho aspecto queda de manifiesto en el nacionalismo vasco desde los primeros tiempos. Es de sobra conocida la acción propagandística llevada a cabo por Sabino Arana en orden de informar, educar y concienciar ideológicamente. Sin menoscabo de la propaganda oral realizada, Sabino, a pesar de todos los obstáculos, no escatimó tiempo ni recursos para servirse de la propaganda escrita (hojas sueltas, folletos, libros y publicaciones periódicas). De entre estas últimas destacan los semanarios Bizkaitarra (1893-1895), Baserritarra (1897), El Correo Vasco (1899), La Patria (1901-1903) y Patria (1903-1906, y la revista de ciencias, bellas artes y literatura Euzkadi.

Tras la muerte de Arana, sus seguidores apostaron decididamente por la prensa: Aberri (1906), Aberrija (1908) y JEL (1907-1908, 1911). En la medida en que la ideología nacionalista fue extendiéndose, los jeltzales adecuaron la estructura de EAJ-PNV a los nuevos tiempos mediante la constitución de las organizaciones territoriales así como de sus respectivas ejecutivas, todas ellas directamente vinculadas al EBB. Lo indicado anteriormente vino acompañado por un amplio despliegue propagandístico. A falta de un diario nacional, crearon 4 semanarios de carácter territorial: Bizkaitarra (Bilbo, 1909), Gipuzkoarra (Donostia, 1907), Napartarra (Iruñea, 1911) y Arabarra (Gasteiz, 1912).

Sin menoscabo de posteriores reapariciones en el tiempo, como es el caso de Arabarra, dichos semanarios fueron desapareciendo paulatinamente para ceder el espacio informativo nacionalista al diario Euzkadi editado en Bilbao a partir del 1 de febrero de 1913. La única excepción es la correspondiente al semanario Napartarra que se mantuvo hasta 1918.

Aun cuando su cabecera ha sido utilizada en épocas más recientes por parte de alguna publicación esporádica de los jeltzales de Araba, el genuino semanario Arabarra tuvo una trayectoria vital relativamente corta, distribuida en 4 épocas.

Primera época (1912-1913) Las primeras noticias relativas al semanario alavés son de enero de 1908. Coinciden en el tiempo con la inauguración y el simultáneo cierre gubernativo del Batzoki o Centro Vasco gasteiztarra (c/ Portal del Rey 2, 2º) y la detención de cuatro de sus directivos. Ya entonces, los jeltzales gasteiztarras vieron la necesidad de un periódico que, a diferencia de los diarios alaveses La Libertad y Heraldo Alavés, difundiese el credo nacionalista y, simultáneamente, pusiese en evidencia el falso fuerismo de jaimistas e integristas. No obstante, el periódico Arabarra no apareció hasta cuatro años más tarde. En ese intervalo de tiempo, los jeltzales arabarras llevaron a cabo destacados eventos tales como la constitución de la Organización Municipal de EAJ-PNV en Gasteiz y la reapertura del batzoki en la calle San Prudencio (1909); en marzo de 1911 apertura del batzoki de Legutio. Meses más tarde, en noviembre de 1911, EAJ-PNV concurrió por primera vez en Gasteiz a unas elecciones municipales. Coincidiendo en el tiempo, se constituyeron el primer ABB y el sindicato nacionalista Solidaridad de Obreros Vascos (SOV), más tarde ELA-STV. También cabe resaltar la inauguración del batzoki de Aramaio (agosto de 1912).

El periódico Arabarra tuvo su sede en el tercer batzoki gasteiztarra, situado en la esquina formada por la calle Oriente (actual c/ Postas) y la calle Mercado (actual c/ La Paz). El primer número se publicó el 12 de enero de 1912, en la esperanza de acudir a la cita con los lectores cada 20 días. Su cabecera albergó por subtítulo la enseña jeltzale "Jaun-goikua eta Lagi-zarra". A partir del nº 16 Arabarra subrayó en su cabecera su carácter de órgano oficial del ABB. Salvo excepciones, el grueso de los artículos está firmado con seudónimos o iniciales. No obstante, cabe pensar que tras ellos, dada la temática abordada así como el lenguaje empleado, estaba el prolífico Luis Eleizalde. Aun cuando es consciente de que el número de alaveses euskaldunes era reducido, el periódico dio cabida al euskera en sus páginas. A diferencia de épocas posteriores, los ejemplares del recién nacido semanario Arabarra apenas llevaron publicidad.

Tras una andadura llena de dificultades, especialmente aquellas que provenían de la autoridad gubernativa, Arabarra dejó de aparecer un año más tarde (23 agosto de 1913), tras publicar 27 números y 3 suplementos, para ceder el espacio informativo nacionalista al diario Euzkadi.

Segunda época (1918-1919) Tras un intervalo de 5 años, Arabarra inició una nueva andadura el 31 de agosto de 1918 bajo la dirección de Luis Eleizalde, con carácter quincenal. Su aparición coincide con el proceso reivindicativo llevado a cabo entre 1917 y 1919 tendente a la restauración del régimen foral o, en su defecto, a la instauración de un régimen autonómico que permitiera vertebrar Euskadi.

Desde el primer número se comprometió a difundir en la tierra alavesa el programa de Comunión Nacionalista Vasca, denominación adoptada por la formación jeltzale. Cabe indicar el decidido apoyo prestado a los candidatos de CNV en las diferentes citas electorales y la difusión de un amplio elenco de artículos doctrinales así como de carácter historicista.

El compromiso abarcaba, asimismo, la condena de la actuación de quienes consideraba enemigos de Euskadi. Son reseñables las continuas denuncias dirigidas a la jerarquía eclesiástica, a la Diputación y al Ayuntamiento gasteiztarra, así como al grueso de las fuerzas políticas que operaban en Araba.

En lo relativo al uso del euskera, cabe decir que se incrementó el número de artículos en dicha lengua, en comparación con la primera época. Cabe, asimismo, mencionar la inserción de 8 unidades didácticas pertenecientes a un sencillo curso de iniciación en el aprendizaje del euskera.

A diferencia de la primera época, el periódico fue incorporando paulatinamente numerosa publicidad, hasta cubrir la página 4 en su totalidad. Entre otros establecimientos y profesionales se anunciaron numerosos jeltzales o simpatizantes locales.

Su andadura, al igual que en la primera época, no estuvo carente de trabas y dificultades.

Algunas de esas dificultades fueron de carácter endógeno. Por un lado, la supuesta falta de consolidación y aceptación del semanario; y, por otro lado, la marcha de Eleizalde a Bilbao, donde se hizo cargo de la inspección educativa de las escuelas de barriada impulsadas por la Diputación de Bizkaia presidida por el jeltzale Ramón de la Sota. Arabarra desapareció nuevamente en junio de 1919, tras publicar 21 números de 4 páginas cada uno.

Tercera época (1922) Arabarra, de carácter semanal, comenzó su andadura el 3 de junio de 1922 y finalizó el 30 de diciembre del mismo año, tras la publicación de 24 números. Su reaparición, que coincide en el tiempo con la fractura sufrida en el seno de la formación jeltzale, vino de la mano de Juventud Vasca de Gasteiz, claramente alineada con las tesis de CNV.

La cabecera del semanario sufrió algunas variaciones. La tipografía utilizada fue de nuevo cuño y venía a sustituir la letra rr por la r tildada de la escuela sabiniana. Asimismo, incorporó al lema Jaungoikua eta Lagi-Zarra habitual, su correspondiente traducción al castellano. Dichos elementos distintivos estuvieron permanentemente acompañados en primera página por dos referencias a la pérdida de libertad como consecuencia de la ley de 25 de octubre de 1839.

A diferencia de épocas anteriores, el semanario Arabarra, que encomendó las tareas de director-redactor a César Ortiz de Zarate, cambió su línea editorial. Sin menoscabo de un reducido número de artículos doctrinales y divulgativos, entre los que cabe destacar 13 entregas sucesivas relativas a la Universidad vasca, el grueso de los contenidos está centrado en torno a asuntos municipales y a cuanto acontecía en el ayuntamiento gasteiztarra, en el que había cuatro concejales jeltzales.

El uso del euskera no se vio incrementado respecto a épocas anteriores. Según denunciaron los jeltzales, dichas colaboraciones en euskera tuvieron que ser traducidas ante la autoridad gubernativa cada vez que acudieron a ella a solicitar el correspondiente permiso administrativo.

Cuarta época (1932-1933) Su aparición estuvo precedida por un supuesto intento de compra del diario Heraldo Alavés por parte de los jeltzales. Finalmente, dicho diario, en el que trabajaban y colaboraban destacados nacionalistas gasteiztarras, pasó a manos del tradicionalista Oriol. Este, lo clausuró al poco de adquirirlo, para editar, en diciembre de 1932, uno nuevo: Pensamiento Alavés.

Arabarra acudió a su cita semanal por primera vez el 24 de diciembre de 1932.

La redacción tuvo su sede en los locales de Juventud Vasca, lugar de indiscutible referencia para el conjunto de la familia jeltzale a lo largo de todo el período republicano (Plaza de la República 27, 3º, actual Plaza Nueva).

Pese al impulso inicial de su promotor, Euzko Gaztedija de Gasteiz, el semanario desapareció el 4 de febrero de 1933, tras publicar 7 números.

Su desaparición, que no fue anunciada, resulta un tanto incomprensible, ya que EAJ-PNV así como las entidades adheridas y/o vinculadas al partido a lo largo de la geografía alavesa venían adquiriendo un desarrollo e implantación inimaginables en tiempos pasados. Cabe suponer que la página territorial que incluía diariamente el diario Euzkadi tuvo que ver con esa decisión. Al igual que en épocas anteriores, el euskera pasó a ocupar un puesto destacado, al menos, en seis ocasiones, en la portada del semanario.