Don Juan Carlos ha vivido desde la pasada Nochebuena una de las semanas más intensas de su reinado, con una larga ovación parlamentaria en reconocimiento a su trabajo por España, pero empañada por la imputación de su yerno Iñaki Urdangarin.
Una semana en la que el monarca satisfizo las expectativas que había levantado su tradicional discurso de Nochebuena y en la que, por primera vez, se hicieron públicas las cuentas de la Casa Real.
Hace dos meses las informaciones que relacionaban al marido de la infanta Cristina con el "caso Palma Arena" comenzaron a salpicar las páginas de los diarios, en las que también se especulaba con las decisiones que adoptaría la Casa Real si finalmente un miembro de la familia era imputado.
Todas las miradas se dirigieron desde ese momento hacia el Palacio de la Zarzuela, que precisamente iba a ser el escenario del discurso navideño más esperado.
Pero antes de esa alocución, la Casa Real anunció que el duque de Palma dejaría de participar en actividades oficiales al considerar que su comportamiento "no parece ejemplar".
El duque ya había lamentado dos días antes el perjuicio que las informaciones y comentarios sobre él estaban causando a la imagen de su familia y de la Casa del Rey.
No defraudó el monarca y, en su mensaje de Nochebuena, dejó claro que la "justicia es igual para todos" y que cualquier actuación censurable de personas con responsabilidades públicas debe ser "juzgada y sancionada con arreglo a la ley".
Aunque no quiso personalizar, tal y como aseguró don Juan Carlos tres días después en un corrillo con periodistas en el Congreso, la mayoría de los medios de comunicación dio por hecho que el rey también se refería a Urdangarin.
Todos los partidos acogieron con satisfacción el mensaje navideño, aunque algunos portavoces lo consideraron insuficiente y echaron en falta más referencias a lo que calificaron como crisis de la monarquía.
En la apertura solemne de las Cortes, a la que por primera vez no asistieron las infantas, el rey recibió nada más entrar en el hemiciclo uno de los aplausos más largos que se recuerdan en la Cámara Baja.
Después, en su segundo discurso en tres días, pidió a diputados y senadores que ayudaran a reforzar el prestigio y la confianza en las instituciones públicas. Y les encomendó la tarea de "defender la honradez, el esfuerzo y la profesionalidad con que la inmensa mayoría de los españoles desempeñan su trabajo, viven su vida y sacan adelante a sus familias".
Don Juan Carlos se mostró emocionado por un aplauso que, según sus propias palabras, le exige más en sus responsabilidades.
Probablemente, la ovación haya dulcificado la incómoda situación que ha originado el caso de Urdangarin en la familia real.
Zarzuela ha protagonizado también en la semana algo inédito hasta ahora: la publicación de las cuentas de la Casa Real y, por tanto, del sueldo anual del rey y del príncipe.
A partir del pasado miércoles, estas cifras aparecen en la pagina web oficial de la casa, que ese mismo día recibió más de 110.478 visitas, con lo que se pulverizó su récord de consultas en una sola jornada, que oscila entre las 6.000 y las 8.000.
Pero esta intensa semana para la Casa concluyó con un noticia ya esperada: la imputación de Urdangarin, que tendrá que acudir a declarar en Palma de Mallorca el próximo 25 de febrero sobre los negocios por los que cobró fondos públicos del Govern balear y la Comunidad Valenciana a través del Instituto Nòos. Siete días intensos, emotivos y especiales para el rey.