Vitoria. Un año "duro", pero también repleto "de esperanza y alegría". Así definió el lehendakari, Patxi López el ya pasado 2011 en un mensaje de fin de año en el que quiso así casar dos de las claves que lo han marcado: la crisis y el principio del fin de ETA.

En un discurso plagado de buenas intenciones, nunca plasmadas en concreción alguna, López siguió el guión que ya expusiera en la recepción navideña celebrada la semana pasada en Lehendakaritza reiterando la trascendencia del cambio que introduce en la realidad vasca la desaparición de su "peor pesadilla": la violencia. "Por fin ha triunfado la libertad y se ha hecho realidad el mayor sueño de la sociedad vasca", afirmó ante las cámaras de la televisión pública vasca, antes de arrogarse el logro de esta situación al asegurar que éste fue el "objetivo político prioritario, irrenunciable" y su "gran sueño desde el primer minuto" en que tomó posesión de su cargo". "Y lo hemos logrado", concluyó rotundo.

memoria y convivencia Llegados a este punto, "ahora toca afianzarlo día a día, reparar el daño y arropar a las víctimas", añadió, en la primera de las apelaciones a conservar la memoria del dolor sufrido como antídoto de futuro de las que jalonarían su mensaje, apuntalado después por una clara apelación a "conquistar la convivencia y la concordia entre ideas plurales y sentimientos diversos para construir Euskadi entre todos y no unos contra otros". "Esa es nuestra gran tarea colectiva", subrayó sin añadir mayores concreciones en ninguno de los ámbitos relacionados con esa consolidación de la paz.

empleo y fiscalidad Respecto a la otra pata que sustentó su mensaje, la lucha contra la crisis, López anunció que en este "primer tramo" del recién estrenado 2012, su Gabinete pondrá en marcha "medidas" para impulsar la creación de empleo, lo que señaló como el "gran objetivo" de este nuevo año.

Asimismo, tras lanzar una dura andanada contra "los especuladores", que "han seguido encareciendo la deuda de los países, quedándose con buena parte de los recursos públicos y reduciendo la disponibilidad económica de los gobiernos para atender las necesidades de la ciudadanía", insistió en su intención de "avanzar en una distribución diferente de la riqueza", es decir, en la reforma de la política fiscal de la que debe convencer a unas diputaciones poco dispuestas a colaborar, para que "paguen más quien más tiene" y para que "paguen todos los que no pagan", dijo refiriéndose a la lucha contra el fraude que también prometió impulsar.