vitoria. Enemigo de la locuacidad, Mariano Rajoy lleva una semana recluido en su despacho de la madrileña calle Génova, sede del PP, donde repasa papeles y se reúne con diferentes personas. Siempre sin decir ni pío, Rajoy racanea los mensajes y envía de emisarios a gente de su confianza. El líder del PP no ha vuelto a conceder entrevistas ni aparecer públicamente desde la noche de su victoria electoral. El jueves rompió su silencio, aunque solo para mandar un agradecimiento a través de su cuenta personal de Twitter. En él, aseguró que ya está "trabajando intensamente" para crear puestos de trabajo y hacer frente a la crisis económica. La prudencia y el retraimiento comunicativo caracterizan al próximo presidente. Su estrategia del silencio en un entorno tan ruidoso descoloca. Mientras crece la presión para que desvele sus planes de ajuste o se le pide que revele algún nombre del nuevo gabinete, Rajoy vuelve a callar. Hasta ahora, el manual del nuevo inquilino de La Moncloa no es sino un catálogo de declaraciones imprecisas sin ninguna instrucción clara. Rajoy ha dicho que revelará sus grandes líneas de gobierno dentro de un mes, en el acto de investidura. Ante la escasez de declaraciones, solo se conoce lo que ha avanzado en sus entrevistas preelectorales.
No explica cómo reducir el paro
Políticas de empleo poco claras
Ni cómo ni cuándo. Rajoy nunca ha dicho cómo piensa combatir los casi cinco millones de parados. "Hay que ayudar a quienes pueden generar riqueza y puestos de trabajo. Creo que las pequeñas y medianas empresas, sobre todo, y los trabajadores autónomos, han sido maltratados en los últimos tiempos". "Tengo el convencimiento de que el paro se reducirá significativamente durante mi primera legislatura", ha vaticinado.
Y después ha apuntado como pilares de su mandato reducir el déficit público y la deuda pública. "Hay que dar un mensaje dentro y fuera de España. Vamos en serio, cumpliremos el objetivo de déficit", asegura.
¿tijeretazos? sí, pero dónde
Las pensiones no se tocan
Lo único que parece haber dejado claro es que su prioridad es mantener el poder adquisitivo de las pensiones. A partir de ahí, hay muchísimas partidas presupuestarias revisables. Prácticamente todas. "Mantendría el incremento de las pensiones, porque yo quiero cumplir el pacto de Toledo. Otra prioridad es que la jubilación sea verdaderamente a los 65, porque la media de jubilación en España son los 63. Y yo creo que habría que introducir estímulos para que la gente siguiera trabajando", ha dicho. Aunque habrá que retocar gasto, Mariano Rajoy no se plantea despedir a funcionarios, como hizo David Cameron en el Reino Unido, aunque en ningún momento promete que recuperen el recorte del 5% en el futuro. "A los funcionarios no se les puede despedir. Lo que sí habrá que hacer es suprimir mucho organismo autónomo, mucho ente público y muchísimo gasto corriente" . En sus últimas entrevistas, el presidente electo ha afirmado que no va a introducir el copago en Sanidad y también se ha mostrado partidario de no subir los impuestos.
Los presos, lo que diga la ley
Deja el tema de ETA en el limbo
Tras el cese definitivo de ETA, Rajoy sigue apostando por la ley y el Estado de Derecho. "Y dentro de la ley hay cosas que se pueden hacer y cosas que no". Sobre el acercamiento de presos, asegura que "no tengo nada más que decir sobre este asunto que lo que diga la ley; creo que lo mejor es prudencia a la hora de hablar por parte de todo el mundo". En sus últimas declaraciones el presidente electo también ha asegurado que "es ETA la que tiene que dar más pasos, no el Gobierno". "La tranquilidad completa se producirá cuando anuncie su disolución irreversible. A partir de ahí, todos los demócratas debemos estar unidos en la aplicación de la ley y el Estado de Derecho". A pesar de haber afirmado que va a hablar con todos, a las primeras de cambio ha descartado sentarse con Amaiur. Sobre si sopesa algún tipo de recurso contra Sortu, ha manifestado que "acataré lo que digan los tribunales".