Vitoria. En marzo del año que viene Patxi López será el único presidente autonómico socialista si este partido repite los resultados de ayer en las elecciones andaluzas y cae frente al PP. Ante este escenario, la pregunta es obligada: ¿qué futuro aguarda al ahora lehendakari?
El apoyo que, precisamente, le otorgaron los populares en Euskadi catapultó al secretario general del PSE a Ajuria Enea, una meta inalcanzable hasta entonces para un dirigente no nacionalista. Han pasado dos años y dos elecciones. En las municipales y forales de mayo comenzó a fraguarse la deba-cle que el domingo estalló en forma de un retroceso sin precedentes en los sufragios socialistas. Pero meses antes, López ya había movido ficha. El jefe del Ejecutivo autonómico logró desactivar la celebración de unas primarias pensadas para elegir al candidato a las elecciones generales. Primer aviso.
López hacia oír su voz y, de paso, medía músculo en Madrid. La jugada salió bien y provocó que la ministra Carme Chacón arrojara la toalla en su afán por competir con Alfredo Pérez Rubalcaba, alineado en las tesis del secretario general vasco. El veterano dirigente cántabro afrontó la delicada tarea de aplicar un torniquete que frenara la sangría que tras la crisis y el feroz crecimiento del desempleo aguardaba a sus siglas en las urnas. No lo consiguió, pero empezó a colocar las nuevas piezas de lo que se antoja es el futuro proyecto del PSOE. Y en esta estrategia López ha jugado un papel importante, atravesando las fronteras vascas y presentándose como el socialista vencedor frente al nacionalismo vasco en otras latitudes. Pola de Siero, Valladolid, Santa Coloma de Gramanet, Santander, Málaga y Mérida han conocido de primera mano al lehendakari en una apretada agenda de campaña que también le ha servido para recibir la visita conciliadora de Zapatero en Ajuria Enea y, como colofón, adoptar el papel de visitante en el Palacio de la Zarzuela.
La lanzadera para afrontar nuevas cotas es un hecho, sobre todo viendo que la incorporación de la izquierda abertzale a la realidad política dibuja unas urnas muy lejanas a la mayoría artificial de PSE-PP que encierra ahora el Parlamento Vasco. El lehendakari es consciente de que resulta poco menos que imposible reeditar un cargo que aún no sabe si podrá conservar hasta marzo de 2013, fecha en la que debería concluir la actual legislatura autonómica.
De momento, él guarda silencio y son sus estrechos colaboradores los que se dedican a negar cualquier posibilidad de asalto a Ferraz. El portavoz de la Ejecutiva vasca, José Antonio Pastor, explicitó ayer su escepticismo ante esta posibilidad. "Creo que en el próximo Congreso ordinario López no saldrá como máximo responsable del partido, creo que no", repitió.
Pastor sitúa al candidato derrotado, Rubalcaba, como posible relevo de Zapatero al frente de la Ejecutiva que afrontaría una etapa de transición a la espera de mejores tiempos para los socialistas. No es el único. La cartera de nombres crece por momentos. Las cábalas, tan habituales en política, rescatan de nuevo las credenciales de la ministra Carme Chacón, junto a otras promesas del socialismo español que aguardan en silencio la oportunidad de dar el salto. En estos últimos casos el tiempo corre en su contra, ya que la celeridad del cambio que propugna el PSOE llevó ayer a su todavía líder a fijar el traslado de poderes internos para inicios de febrero. Dos meses y medio para buscar un guía en el desierto.
El máximo responsable del PSE en el territorio alavés, Txarli Prieto, respondió ayer a la llamada de DNA para cerrar filas en torno al lehendakari y recordar el "compromiso" adquirido por López para encabezar el Gobierno Vasco durante cuatro años. El secretario general de los socialistas alaveses advirtió además de que la posibilidad de adelantar los comicios son "una especulación interesada de los nacionalistas" a la que cerró las puertas en las condiciones actuales.