Vitoria. Es un clásico de las campañas electorales. En el fin de semana que marca el ecuador de la carrera hacia las urnas, los medios se lanzan a publicar sus encuestas y los partidos se dedican a opinar sobre ellas. Si se sale bien parado, hay que movilizar al electorado para evitar que se acomode. Si se augura una caída estrepitosa, hay que movilizar al electorado para tratar de recortar distancias con el caballo ganador y evitar la debacle. Si el sondeo no da ni frío ni calor, hay que movilizar al electorado para romper el estancamiento. A fin de cuentas, las campañas consisten en eso, en convencer al ciudadano para que vaya a votar y que lo haga en el sentido correcto, y ayer la publicación de todas estas encuestas permitió a los partidos añadir una novedad a sus ya manidos discursos, tras más de una semana de mítines.

Mariano Rajoy intervenía ayer en Valencia, plaza fiel para los populares incluso después del Gürtel. Una vez más lograron llenar el coso taurino con más de 20.000 fieles ante quienes se presentó un candidato que ya se ve ganador, y que se atreve a decirlo ante una audiencia entregada. "Creo que vamos a ganar las elecciones; es más, lo creo y lo digo", afirmó Rajoy, que habida cuenta de la aplastante victoria que le vaticinan casi todos los medios -le saca entre 12 y 18 puntos de ventaja al PSOE- estuvo incluso conservador en sus afirmaciones.

En un mitin marcado por la sonora ausencia de Francisco Camps -el Gürtel no ha parecido desgastar al PP en la Comunitat, pero tampoco se trata de pasear imputados por el atril-, Rajoy trató de desactivar el miedo que el PSOE intenta instalar en el elector medio, en ese indeciso que, sin especiales afinidades ideológicas, es quien decide cada cuatro años quien entra en La Moncloa. "Los españoles no tienen miedo al cambio; a los que tienen miedo, pavor, verdadero pavor, es al inmovilismo y a que la situación siga como hasta ahora", afirmó el líder del PP, quien afirmó que "para este proyecto están invitados todos los españoles de buena fe que quieran que su país sea mejor y se sientan orgullosos de España, una gran nación que volverá a serlo en el futuro". Así pues, tirando de inclusismo y evitando entrar a la pelea que proponen los socialistas con sus "insidias", Rajoy pidió una mayoría "muy grande" para lanzar a la UE "un mensaje positivo de confianza" para poder realizar las reformas precisas sin tener problemas en las Cortes.

Ayer Rajoy estaba arropado por la plana mayor del PP valenciano, cuyos integrantes se repartieron papeles a la hora de gestionar lo datos arrojados por las encuestas. Si la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, o el presidente de la Diputación valenciana, Alfonso Rus, afirmaban que el éxito está cerca; otros como Esteban González Pons o Alberto Fabra llamaban a la precaución.

También en el PSOE se trataba ayer de gestionar de la mejor manera posible unas encuestas que les dibujan un oscuro panorama, aunque precisamente por eso lo tienen más fácil a la hora de movilizar a sus votantes. Les resta ahora convencer a los indecisos. El candidato Pérez Rubalcaba, ayer de visita en Zaragoza, aseguraba que la semana que resta es una "eternidad" para dar la vuelta a los sondeos, reiteró que PSOE y PP no son "lo mismo" y pidió a sus militantes que hagan campaña por su cuenta durante los próximos siete días con los progresistas desencantados, aquellos que "piensan incluso que hay que cambiar, el cambio por el cambio, que vengan otros y lo intenten".

López en Santander Mientras, el lehendakari, Patxi López, se desplazó hasta Santander para ayudar al partido aprovechando la buena imagen de la que goza fuera de Euskadi. En la capital cántabra, acompañado por la número uno al Congreso por Cantabria, Puerto Gallego; la líder de los socialistas cántabros, Lola Gorostiaga, y la secretaria general del PSOE en esta ciudad, Eugenia Gómez de Diego, López dijo que los cinco millones de parados son para Rajoy únicamente "piedras para arrojar" al Gobierno socialista. "Quien juega de forma tan irresponsable con su propio país no merece ganar", proclamó.

Por su parte, el PNV reunió ayer a su militancia en Bermeo, localidad natal del cabeza lista por Bizkaia al Congreso, Josu Erkoreka, o de la eurodiputada Izaskun Bilbao. El presidente del partido, Iñigo Urkullu, insistió en el mensaje que los jeltzales tratan de hacer calar en esta campaña, el de que PP y PSOE no mencionan a Euskadi en sus programas y el de que Amaiur carece del mismo, pero también hubo tiempo para valorar las encuestas del CIS y del Gobierno Vasco, "pura manipulación" a juicio del máximo responsable del Euzkadi Buru Batzar. Urkullu denunció además que "ETA ha tenido que venir al rescate de Amaiur" con una entrevista de doce páginas en la que no dice "nada" y criticó que el lehendakari haya "abandonado su responsabilidad" al frente del Gobierno Vasco por la campaña de los socialistas. El presidente del PNV acusó a López de, con el "aval" del PP, de "arrastrar" a Euskadi al endeudamiento, al crecimiento cero y al aumento del paro. Por su parte, Erkoreka aseguró que existe una "clara estrategia recentralizadora del Estado" que calificó de "peligrosa", ya que según dijo, PP y PSOE "comparten estrategia" y cuestionan elementos como el autogobierno vasco con la "excusa" de la crisis económica, informe Efe.

Amaiur dedicó la jornada de ayer a responder a Rajoy, que va a suprimir la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución si llega a la presidencia del Gobierno, lo que impediría una eventual unión entre Euskadi y Navarra. "Que se comprometa a respetar la palabra y la decisión de Euskal Herria" y "no ponga ningún obstáculo" al proceso por el cual la ciudadanía de Navarra, Álava, Bizkaia y Gipuzkoa "debe acordar, refrendar democráticamente y materializar el marco político del que se quiera dotar de cara al futuro", dijo en Lekunberri el cabeza de lista de Amaiur al Congreso por Navarra, Sabino Cuadra.

En Pamplona, la cabeza de lista por Geroa Bai, Uxue Barkos, defendía su trabajo en el Congreso de los Diputados durante los últimos ocho años y respondía también a Rajoy. "Lo primero que prometen es que a Navarra la van a dejar muda o recortarle la lengua", afirmó, según informa Europa Press.