vitoria. 1-1-1-1. Simple. Y a la vez, no ha vivido el territorio nunca un reparto tan amplio de sus cuatro representantes en el Congreso. Un escaño para PP, PSE, PNV y Amaiur es lo que prevé la encuesta de CIES para Grupo Noticias que ocurra el próximo 20 de noviembre en Araba. El sondeo, realizado sobre la base de 800 entrevistas durante la primera semana de noviembre, calca la ortodoxia electoral que acostumbran a dibujar las urnas alavesas.

Así, parece ratificar esa ley no escrita de que quien gana en Álava gana las elecciones generales, situando al PP como primera fuerza con el 28,1% de los votos. Recuperan los populares algo de intención de voto sobre 2008 (1,2 puntos), pero se mueven muy lejos del techo de 40,33% que lograron en las generales de 2000, coincidiendo con la mayoría absoluta de José María Aznar, aunque en aquella campaña la izquierda abertzale llamó a la abstención. Para que el PP lograra un segundo escaño debería duplicar en número de papeletas a la cuarta fuerza, en este caso, Amaiur, que se situaría en un porcentaje de voto unos siete puntos inferior al de la suma de Bildu y Aralar en las forales de mayo.

Cuarto puesto que, no obstante, se disputan en cerrada pugna la coalición soberanista y el PNV. Apenas 0,4 décimas en intención de voto separan a uno y otro. Es decir, hablando en papeletas apenas representarían unas 700 de diferencia. Los jeltzales prácticamente calcan el nivel de 2008, aunque aún se mueven lejos de su techo del 26% en las generales, logrado en 2004 -sin presencia entonces de la izquierda abertzale-. Sin embargo, y pese a mantener el tipo en un territorio a priori complicado para el PNV, no es menos cierto que la encuesta les sitúa 4,6 puntos por detrás de un PSE en claro declive. Estos mimbres -con unos porcentajes de voto ciertamente apretados, de práctico empate técnico, y por tanto altamente variables- construyen un resultado en el que el juego de la Ley D'Hondt puede dar un susto al partido que quede cuarto en favor del PP, aunque tendrían que converger factores a priori complicados, pues el PP debería lograr unos 18.000 votos más de los que se le atribuyen -lo que supondría moverse en torno al 37% de voto- o bien la cuarta fuerza perder del tenor de los 8.000 sufragios o una combinación de ambas.

Si confluyeran ambas circunstancias, la auténtica lucha se plantearía entre PNV y Amaiur y podría ser decisiva: en otras palabras, o Emilio Olabarria o Iker Urbina quedarían fuera del Congreso y, dadas las previsiones que el sondeo preelectoral hace para la CAV, incluso privar a uno de esos partidos de poder formar grupo propio en la Cámara Baja.

En este escenario sin grandes vuelcos más allá de la irrupción de Amaiur, es el PSE-EE el que cosecha una fluctuación de voto más notable. La encuesta prevé que pierda 16,3 puntos respecto a 2008, tocando suelo en porcentaje de voto en unas generales (23,9%). Sin embargo, los socialistas alaveses recuperan terreno sobre las forales de mayo, algo más de siete puntos. De todas formas, los populares no rentabilizan ese desplome, fundamentalmente por la presencia importante de Amaiur en el reparto electoral.

En esa tabla de distribución podrían entrar también, al superar el 3% mínimo de votos exigido, IU-Ezker Anitza (4,5%) y UPyD (3,5%), pero con porcentajes muy escasos para la liza por los escaños. De todas formas, el resultado de Ezker Anitza, tras el controvertido episodio protagonizado por EB en las negociaciones para la designación del diputado general alavés y la posterior escisión de Ezker Batua, se mantiene inalterable sobre el de las generales de 2008 y las forales de mayo.