túnez. El líder del movimiento Al Nahda, Rachid Gannouchi, claro vencedor de las elecciones tunecinas del pasado domingo, instó ayer a todas las fuerzas tunecinas al diálogo para crear un gobierno basado en el acuerdo nacional. "Nuestros corazones están abiertos a todos", dijo Gannouchi en la primera rueda de prensa celebrada por su partido tras el anuncio de los resultados, en la que mostró también el rechazo de su grupo islámico conservador a la violencia política e ideológica.
"Queremos que todos nuestros hermanos de todas las corrientes abran sus puertas (...) y les pedimos que participen en la construcción de un régimen democrático", además de en la formación de la constitución y de un gobierno basado en el acuerdo, agregó.
El líder de Al Nahda, que logró 90 de los 217 escaños del Parlamento, 60 más que su más inmediato competidor, el centrista Consejo Por la República (CPR), insistió en su compromiso con el desarrollo, las reformas, la libertad, la defensa de los derechos humanos y de la sociedad civil, además de con el estado de derecho y la separación de poderes.
"No cambiaremos nuestros principios al pasar de nuestra posición de oposición a nuestra posición en el poder", dijo Al Gannouchi en un mensaje claramente dirigido a tranquilizar a aquellos detractores de su movimiento moderado que lo acusan como a otros grupos políticos islámicos de ser lobos con piel de corderos. La ciudad tunecina de Sidi Bouzid, en el centro del país, volvió ayer a la calma pocas horas antes del inicio del toque de queda, impuesto a partir de las 19.00 horas, tras una nueva jornada de manifestaciones. Unas 3.000 personas se manifestaron ayer en Sidi Bouzid, mientras que se repitieron las protestas en las localidades de Menzal Buzayan, Regueb y Meknassi, en la misma provincia.
Las protestas, que estallaron el jueves después de que la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE) declarase nulas las listas de Al Aridha, una agrupación promovida por un empresario de la región cercano al antiguo régimen, derivaron en unos disturbios en los que edificios públicos fueron atacados y el centro de la ciudad cortado con barricadas y neumáticos incendiados. Ayer por la tarde, las fuerzas de seguridad, apoyadas por militares y helicópteros dispersaron a los manifestantes empleando gases lacrimógenos.