vitoria. La Audiencia Nacional acogió ayer el primer juicio contra dos activistas de ETA que arranca después de que esta organización anunciara el "cese definitivo" de su actividad armada. Siguiendo el guión ya tradicional en estos casos, Andoni Otegi y Oscar Zelarain -a los que la Fiscalía acusa de poner un coche bomba frente a un hotel de Fuengirola- se negaron a responder a las preguntas del fiscal asegurando que no reconocen al tribunal. Sin embargo, conscientes del nuevo tiempo que abre la declaración hecha pública por ETA la pasada semana, subrayaron que "son tiempos en los que esto [por el conflicto] se tiene que solucionar".
Los ecos del "histórico" comunicado de ETA se siguen proyectando a lo largo y ancho del mapa político del Estado. Y ayer, los principales representantes de PP y PSOE, con los candidatos Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba a la cabeza, apuntaron los márgenes que delimitarán sus pasos en la gestión del logro definitivo de la paz en el caso de que sean los responsables de marcar el fin de este camino desde el palacio de La Moncloa.
Rubalcaba se niega a dar la batalla por perdida. "En la política, como en fútbol, nada está decidido hasta el pitido final", dijo ayer. Por eso, tras mostrarse convencido de que "la decisión de ETA es definitiva" y que "ésta es la buena", anunció que, si logra la victoria en las elecciones generales del próximo 20 de noviembre, "lo primero" que hará será "reunir a los partidos políticos democráticos y examinar con ellos la política antiterrorista que hay que llevar a cabo a partir de una decisión de ETA" que, según se encargó de dejar subrayado, "cambia las cosas evidentemente".
unidad o arma electoral La gestión del fin de ETA está escapando de la confrontación preelectoral en estos primeros compases de la precampaña. "Es muy importante mantener la unidad ahora que estamos viendo el final", subrayó incluso Rubalcaba. Sin embargo, tanto de entre las filas socialistas como de entre las populares se desprenden ocasionales mordiscos dirigidos al adversario con un argumento tan goloso como éste como telón de fondo. Así, tras su llamamiento a la unidad, el propio candidato socialista acusó a su más directo rival de estar manteniendo "un doble discurso" en materia antiterrorista para lograr votos entre los "más duros" y también entre los "tolerantes", que combina el "tono" mesurado al que se ha abonado Rajoy con el de "otras voces del PP muy significativas que han mantenido posiciones radicalmente distintas". Asimismo, el aún responsable de Interior, Antonio Camacho, lamentó que los populares sólo estén apoyando al Gobierno "en la meta" pero no durante los últimos años de la "carrera" que ha desembocado en este escenario. "El PSOE ha pasado en los últimos ocho años momentos muy duros en los que ha estado muy solo" y "se le han imputado todo tipo de locuras", lamentó.
las víctimas y los presos Precisamente una de esas voces ásperas a las que se refería Rubalcaba, la del expresidente José María Aznar, se dejó oír de nuevo ayer para advertir del "riesgo" que a su juicio plantea el final del terrorismo: "que perdamos en la victoria", o lo que a su juicio significa que "pierda la nación de ciudadanos en su derecho a exigir a los terroristas todas sus responsabilidades" y que pierdan también "sus víctimas sobre el relato infame que enaltece a sus victimarios".
Precisamente sobre esta cuestión marcó ayer también el paso Rajoy, que prometió a la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, que, pese a que no haya inflamado su discurso, no negociará con ETA ni permitirá que se hagan concesiones a los presos ni a ningún colectivo ligado a la violencia en caso de que gane las elecciones generales del 20-N. "No admitiremos apaños ni atajos en el falso final del terrorismo", le advirtió Pedraza como aviso a navegantes.
Los miembros del Friendship Group que desde el Parlamento Europeo impulsa el avance de la paz en Euskadi, animaron a que, de acuerdo con la declaración de la Conferencia de Aiete, "se tomen medidas para promover la reconciliación y reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas", así como "reconocer el daño causado y tratar de sanar las heridas personales y sociales".
Mientras, desde el otro ámbito que protagonizará la solución de las "consecuencias" del conflicto, el de los presos, Etxerat pidió el fin de la dispersión y de la doctrina Parot, y la excarcelación de los internos enfermos, al tiempo que llamó a la sociedad a movilizarse para impulsar un cambio en la política penitenciaria del Estado que desemboque en un escenario "sin presos ni exiliados".