vitoria. Finalmente, mañana no habrá celebración oficial del cese de la violencia anunciado por ETA frente a los ayuntamientos vascos. Así lo confirmó ayer el consejero de Interior del Gobierno Vasco, Rodolfo Ares, que no dudó en culpar al PNV de un desmarque que los jeltzales rechazaron de plano.

Aún son muchos los recelos por derribar y los cauces de diálogo por restaurar, y así se reflejó en la rocambolesca carambola que ayer acabó tumbando esta iniciativa, pactada en su origen precisamente por el lehendakari y el propio Iñigo Urkullu.

El número dos del Gabinete López arrancó anunciando que el acto con el que los partidos pretendían llamar a la ciudadanía a "expresar su alegría por el fin de ETA" quedaba desconvocado ante la "falta de consenso" que dio por comprobada. Efectivamente, Bildu había rechazado respaldarlo porque, como ayer reiteraba su portavoz Pello Urizar, sería "irreal" trasladar a la sociedad que estamos en una situación "ideal e idílica", si bien dejaba "abierta la participación" personal de los miembros de la coalición.

Sin embargo, Ares tomó este no por bandera para acusar al PNV de haberse desmarcado "en el último momento" mirando "de reojo" a la coalición de cara al 20-N. "Ha sido el PNV quien, al conocer la negativa de Bildu, ha transmitido que no le parecía adecuado y ha rechazado participar en la convocatoria", sentenció.

Sin embargo, al poco de conocerse la acusación del dirigente socialista, los jeltzales hicieron pública una nota en la que rechazaron vehemente que éste quisiera "endosarles" una decisión que fue "responsabilidad" única de López y reiteraron su disposición a participar en "todo tipo de convocatorias" con las que la sociedad vasca pueda "expresar su alegría por el fin de ETA". "La salutación a un nuevo tiempo merece la convocatoria e implicación de todas las instituciones vascas y no merece caer en la tentación de provocar división, ya sea por precipitación, por afán de protagonismo o incluso por otro tipo de pretensiones como la del rédito personal", respondieron.