Vitoria. En momentos cruciales para la historia de un país, como el que vive Euskadi estos días, las miradas que combinan autoridad, experiencia y una cierta distancia con respecto al día a día de la política son especialmente valiosas. Por eso las reuniones que ayer mantuvo el lehendakari López con sus predecesores en el cargo se esperaban con singular expectación. Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe ofrecieron ayer su visión sobre los pasos que son necesarios tras el fin de ETA y fue este último -el más esperado tras haber coincidido con Patxi López sólo dos veces en dos años y medio- el que se mostró más crítico con la gestión por parte de López del momento histórico vivido.
Aunque rehusó hacer declaraciones tras la reunión, según ha podido saber DNA, en primer lugar le trasladó su sorpresa por el hecho de que estuviera de viaje en Estados Unidos "cuando se vivían momentos históricos de este pueblo del que es lehendakari". López respondió que estaba al tanto de todo. "Entonces lo entiendo menos", espetó Ibarretxe, según las mismas fuentes.
A continuación, se interesó por las iniciativas políticas que tiene previsto afrontar el Gobierno Vasco en consonancia con el trascendental momento actual. "Para más adelante", se limitó a decir. "Ya veremos, sin prisas, no es lo prioritario", agregó. De hecho, el jefe del Ejecutivo vasco expuso que su prioridad pasa por promover actos en favor de la memoria, las víctimas y la reconciliación.
"No me ha dicho nada que no diga en público", concluyó Ibarretxe tras un encuentro de media hora. Se preguntó además qué tipo de iniciativa política puede llegar a desplegar un Gobierno Vasco sustentado por el PP y que no cuenta con el respaldo de la mayoría social y política de la CAV, tal y como arrojan las prospecciones sociológicas impulsadas por el propio Ejecutivo socialista.
A su vez, sorprendió la sincronía de análisis, siquiera a grandes rasgos, entre Garaikoetxea y Ardanza. Ambos creen que las elecciones generales vienen a distorsionar el escenario tras el comunicado de ETA, que las víctimas de la violencia deben ser resarcidas y que se debe abordar la situación de los presos, y que a partir de entonces tocará hablar, entre políticos, de la solución al conflicto vasco.
José Antonio Ardanza hizo un llamamiento a quienes están sumidos en "un escepticismo real o motivado porque algunos no quieren que sea verdad" el fin de la violencia, a que "se sumen a la ilusión", y dijo que, en su opinión, el cese de ETA es irreversible y ni siquiera precisa de un proceso de verificación.
Por otro lado, reivindicó el reconocimiento a las víctimas, pues "mucha gente se ha quedado en la cuneta y otros muchos están marcados de por vida", aunque advirtió sobre los límites en los que, a su juicio, deben permanecer. "Las víctimas deben saber que su papel no es el de ser políticos ni legisladores ni fiscales ni jueces. En un Estado de Derecho cada cual cumple con su función", afirmó el lehendakari Ardanza, que también se dirigió a la izquierda abertzale. "Tienen que reconocer su fracaso tras treinta y cuatro años de una estrategia que no ha llevado más que al dolor y al sufrimiento", señaló. Ardanza no cree que tras el fin de ETA deba haber "vencedores y vencidos", pero tampoco que se deba "pasar hoja a treinta y cuatro años de calamidades para ponerse en la pancarta y decir que son los más independentistas y los más demócratas".
Según el lehendakari, también se deberá buscar una solución al problema de "los presos y los exiliados", y entonces, "desde la serenidad y con la democracia consolidada, "vendrá el momento clave de abordar de una vez por todas el contencioso que tiene este país desde hace casi ciento veinte años".
Garaikoetxea, por su parte, empezó por aclararle al lehendakari que su apuesta es la de Bildu, es decir, "la hoja de ruta que marca el Acuerdo de Gernika, la Conferencia de Aiete y los principios Mitchell", que a su juicio recogen "lo que durante más de treinta años hemos defendido algunos, que las cuestiones políticas deben dirimirse entre representantes salidos de las urnas, y el problema de ETA y sus consecuencias entre la propia ETA y el Estado".
Para Garaikoetxea, este punto, el de las consecuencias de la violencia, se puede y debe abordar con urgencia, y en ese sentido planteó que se ofrezcan soluciones a las víctimas y los presos pasando de "lo político a lo humanitario". El dirigente de EA pidió al entorno de ETA, "y todos nos entendemos", que sienta "compasión, en el mejor sentido del término, decir lo siento, perdona". También pidió el fin "del tormento para las familias" que es la dispersión, y del agravamiento de penas "por algo que ha tocado a su fin".
Garaikoetxea trasladó además a López lo "paradójico y contradictorio" que es que Arnaldo Otegi esté en la cárcel por "propugnar esa renovación de Batasuna que ha conducido al cese de la violencia", y que quienes secundan a Otegi, en cambio, "intervengan ante un atril como éste". Asimismo, tras defender la igualdad de todas las víctimas, incluidas las de motivación política, pidió por último la legalización de Sortu y afirmó que una vez se den estos pasos se debe "generar confianza y entrar en un diálogo político sobre el origen del conflicto".
El lehendakari, por su parte, defendió ante Ibarretxe, Ardanza y Garaikoetxea la necesidad de no actuar con prisa a la hora de "adoptar las medidas que son necesarias para clausurar con el mayor consenso político el ciclo terrorista en Euskadi". La entrevista con sus predecesores fue el colofón a una intensa jornada para el lehendakari, que se reunió además con la patronal vasca, Confebask, que le trasladó la necesidad de reconocer a las víctimas y de que la sociedad sea "comprensiva" en la gestión del desarme y disolución de ETA. También recibió a UGT y CCOO -con ELA hablará hoy y con LAB la semana que viene-, a UPyD y al parlamentario de Ezker Batua Mikel Arana.
Hoy será Bildu, representada por Rufi Etxeberria, Pello Urizar y Oskar Matute, quien intercambiará impresiones con el lehendakari.