Vitoria. Esclarecer la verdad de todo lo sucedido, aplicar la justicia y reparar las consecuencias de las conculcaciones de derechos humanos causadas durante estos largos años por la "violencia de motivación política". Éstas son las tres patas que sujetan la apuesta de la Asociación Pro Derechos Humanos Argituz de cara a un nuevo tiempo, el que abre el "cese definitivo de la actividad armada" anunciado hace una semana por ETA, sobre el que proyectará sus esfuerzos para avanzar en el camino de la reconciliación y la convivencia normalizada.
Como sucede siempre que se acaricia la posibilidad de que un conflicto pase definitivamente a formar parte del pasado, las víctimas vuelven al primer plano como desgraciadas protagonistas de la violencia ejercida en él. Por eso, ahora que ETA ha cerrado "una etapa muy difícil y dolorosa de nuestra historia", Argituz aboga por que la reparación sea global y no entienda de colores políticos. "De igual conculcación de los derechos humanos, igual reparación", porque todas las víctimas deben tener los mismos derechos independientemente de quién atentara contra los mismos. "No cabe distinción por motivo ideológico de la víctima o del perpetrador". Así lo entiende al menos la asociación que lidera el ex coordinador de Amnistía Internacional Andrés Krakenberger, que ayer presentó en Vitoria un mapa de las conculcaciones de derechos producidas en el marco del conflicto vasco con el que pretende contribuir a señalar los cabos que deberán quedar reanudados para poner un auténtico punto y final a la larga historia de dolor cuyo final se intuye tras el último comunicado de ETA.
Argituz es consciente de que el trabajo que ha realizado, aunque exhaustivo, está "incompleto" porque no aborda realidades como la de la violencia de género o la xenófoba, pero tampoco casos más relacionados con el conflicto como los suicidios de presos o policías "afectados por el síndrome del norte", o las víctimas del fuego amigo. "Seguiremos recogiendo datos, porque esta labor es necesariamente continua", señaló. Sin embargo, su mapa se presenta como una atalaya desde la que observar todo el dolor sufrido y abordar "la reconstrucción del tejido social" tantas veces desgarrado por la violencia, dando una idea de "la difícil labor que queda por delante" para "esclarecer hechos, muchos de los cuales han quedado impunes", y del trabajo que aún queda por hacer.
En este sentido, destaca en el mapa que esta asociación quiere ahora "socializar" la amplitud del estudio realizado sobre todo lo sucedido en este ámbito entre los años 1968 y 2011. Como refleja el gráfico elaborado, el trabajo detalla los muertos y heridos que han causado los atentados de ETA, pero también los que han provocado "incontrolados, grupos fascistas" y grupos "parapoliciales" como el GAL o el Batallón Vasco Español. Asimismo, incluye las "seis personas aún desaparecidas", el más de centenar de vidas que cree probado que murieron a manos de la Policía, e incluso las consecuencias de la tortura, aunque en estos casos maneja aún cifras provisionales a la espera de que, quien disponga de ellas, aporte las pruebas suficientes que lleven a una cuantificación comprobable que considera imprescindible para alcanzar un resultado real sobre el que poder trabajar en consecuencia.
Derecho internacional Para Argituz, "justicia, reparación y no discriminación" deben convertirse en "el norte" del futuro. Y para avanzar hacia él, no considera necesario inventar recetas nuevas. Sólo hay que respetar y "aplicar escrupulosamente" lo que ya marca el Derecho Internacional y evitar que las decisiones se tomen ateniéndose a "valoraciones políticas", lo que a su juicio sería la "aportación necesaria" para aprobar la "asignatura pendiente" que, según subrayaron ayer Krakenberger y Berta Gaztelumendi, será posibilitar realmente que "todas las personas disfruten de forma efectiva de todos sus derechos" y puedan así pasar página definitivamente.