Donostia. El proceso hacia la pacificación cuenta con su declaración más importante hasta el momento. Los representantes internacionales invitados ayer por los seis organizadores de la Conferencia Internacional pusieron el foco en los pasos que ETA primero y los Estados después deberán dar para consolidar el escenario de paz que se empezó a abrir en enero. Las conclusiones que dejó la Conferencia Internacional, recogidas por los seis dirigentes extranjeros en la Declaración de Aiete, son claras.

Por un lado y en primer lugar, la comunidad internacional exige a ETA que haga "una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada", a los gobiernos español y francés que la respondan dándole "la bienvenida" y acepten "iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto" (en alusión genérica a los aspectos penitenciarios y armamentísticos), así como insta a ambas partes a que "adopten pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales".

A partir de ahí, y como cuarto punto, los dirigentes destacan la arista política y el derecho a decidir y sugieren a "los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan cuestiones políticas así como otras relacionadas al respecto, con consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a una nueva era sin conflicto". Escenario en el que, entienden, los "facilitadores" podrían realizar sus aportaciones, "si así fuese decidido por las partes involucradas".

Bertie Ahern -encargado de leer la Declaración-, Kofi Annan, Gro Harlem Brundtland, Jonathan Powell, Gerry Adams y Pierre Joxe, que se ofrecen a "organizar un comité de seguimiento de estas recomendaciones", lo dejaron claro ayer: "Hemos venido con buena fe y con la esperanza de poder ofrecer ideas desde nuestra propia experiencia resolviendo largos conflictos que afligieron a nuestras propias sociedades y pueblos, así como de otros que ayudamos a resolver".

Por esta razón, explicaron que "lograr terminar con una situación de violencia y conflicto, y lograr una paz duradera nunca es fácil", ya que es algo que no ocurre hasta que "el poder de la reconciliación pesa más que los hábitos del odio; cuando la posibilidad del presente y del futuro es infinitamente mejor que la amargura del pasado".

Constataciones La Declaración, como el propio día, fue una constatación de lo que muchos preveían e intuían. El primer dirigente internacional en llegar fue el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, el nombre sorpresa que el pasado sábado miembros de Lokarri anunciaron antes de revelar el listado completo y después de negar que Tony Blair acudiría a la cita. Tras el revuelo y la incredulidad inicial, Annan, pasadas las 13.00 horas, estaba en Aiete.

Le siguieron la ex primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern -hijo de un militante del IRA de los años 20-, el líder del Sinn Féin Gerry Adams, el exministro francés de Interior y Defensa Pierre Joxe y el exjefe de Gabinete de Tony Blair Jonathan Powell (en representación del dirigente laborista). La Casa de la Paz ya estaba en plena ebullición poco antes de las 13.15 horas.

Los dirigentes tuvieron en la segunda planta una toma de contacto antes de comparecer ante el plenario, donde el diputado general, Martin Garitano, e Izagirre hicieron un breve saluda antes de abandonar la reunión.

En un contexto en el que los gestos y las imágenes valen más que unas palabras -ya pronunciadas y en cierta medida acordadas en círculos privados-, los dirigentes internacionales presidían la Sala Gandhi, donde las delegaciones de la izquierda abertzale -presidida por un Rufi Etxeberria vestido con chaqueta y corbata- y la del PSE -liderada por Jesús Eguiguren- se sentaban codo con codo. O los promotores de la Conferencia, situados en el centro de la U que formaba la mesa de la treintena de representantes políticos y sindicales vascos, atentos sin perder ningún detalle.

Como resultado de esa reunión -y otras de carácter privado que mantuvieron Annan, Ahern, Brundtland, Adams, Joxe y Powell con distintos invitados como Rufi Etxeberria- y los minutos de deliberación que se dieron tras reanudar la sesión, llegaron las conclusiones presentadas a las 17.00 horas.

Tres cuartos de hora antes, algunas de las víctimas agrupadas en Covite como Consuelo Ordóñez, Rubén Múgica, Caty Romero y Pilar Elías acudieron a la Casa de la Paz para entregar el libro Vidas Rotas y el decálogo No a la impunidad a los organizadores. Al llegar a Aiete, sin embargo, rechazaron la invitación de pasar al interior para, según explicaron, no estar "con los que llevan años viviendo de la humillación a las víctimas del terrorismo".

Tras la Conferencia, sus detractores utilizarán la Declaración de Aiete -aplaudida por algunos de los asistentes a la lectura- para reforzar su posición y alimentar las tesis de la "negociación política". Los que han defendido el encuentro desde que se anunció hace una semana hacen lo propio con las cinco conclusiones. Siguiéndolas al pie de la letra, es a ETA a quien le toca mover ficha y declarar la irreversibilidad del proceso y el final definitivo de la violencia. Y luego, a los demás.

Medios de comunicación y la treintena de asistentes a la Conferencia internacional atienden la lectura que hizo Bertie Ahern de la Declaración de Aiete. Foto: Ruben Plaza

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"Terminar con una situación de conflicto y lograr una paz duradera nunca es fácil"

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