MADRID. La conferencia, que concluyó con un firme llamamiento a ETA al cese "definitivo" de la violencia, es el resultado de las gestiones realizadas durante los últimos meses, entre otros, por el grupo que encabeza el abogado sudafricano Brian Currin, mediador en conflictos internacionales en Sudárica, Ruanda, Oriente Próximo, Sri Lanka e Irlanda del Norte.
Currin fue uno de los impulsores de la "Declaración de Bruselas", presentada el 29 de marzo de 2010 en el Parlamento Europeo y en la que se pidió a ETA un alto el fuego permanente y verificable. El documento está firmado por veinte personalidades, entre ellas los Premios Nobel de la Paz Desmond Tutu, Frederik de Klerk, Mary Robinson y John Hume.
El 12 de noviembre de 2010 Currin presentó el Grupo Internacional de Contacto (GIC), con la intención de "agilizar, facilitar y posibilitar" un escenario de paz en el País Vasco y el pasado 28 de septiembre anunció, junto a la izquierda abertzale, la creación de una comisión internacional para verificar el alto el fuego de ETA.
Currin también participó en 2006 en la Iniciativa Internacional para la Promoción del Diálogo y la Paz en el País Vasco, liderada por el ex presidente de Finlandia Martti Ahtisaari.
Este grupo intentó mediar durante el alto el fuego permanente que ETA declaró en marzo de 2006, aunque los terroristas lo rompieron el 30 de diciembre de 2006 con su atentado en la T-4 del aeropuerto de Barajas, en el que murieron dos personas.
Aunque no hubo ninguna declaración oficial, fuentes conocedoras del proceso informaron entonces a Efe que la mediación de especialistas en diálogos de paz propició que ETA declarara ese alto el fuego, tras contactos en Noruega principalmente y también en Suiza y Alemania.
Otro intento de mediación internacional con los terroristas fue el protagonizado en el verano de 1995 por el Premio Nobel de la Paz argentino Alfredo Pérez Esquivel.
ETA, a través de Pérez Esquivel, hizo llegar al Gobierno de Felipe González una carta que incluía su Alternativa Democrática (sustituta de la Alternativa KAS).
El Gobierno exigió para iniciar contactos la libertad del industrial secuestrado José María Aldaya y el cese de los atentados durante tres meses.
El febrero de 1996 Pérez Esquivel intentó de nuevo reabrir el diálogo, que concluyó con la victoria del PP en las elecciones generales de marzo de 1996.
La iglesia católica también ha tenido un papel activo en estos intentos.
Durante la tregua de ETA entre septiembre de 1998 y diciembre de 1999, el entonces obispo de Zamora, Juan María Uriarte, fue el encargado de concertar una reunión en Suiza entre representantes del Gobierno de José María Aznar y de ETA.
Con anterioridad, también fueron religiosos, en este caso un grupo de jesuitas, entre ellos José María Patiño, quienes trataron de establecer una mediación entre el Gobierno socialista y los terroristas en junio de 1984.
Los jesuitas, con la colaboración del embajador francés en España, Pierre Guidoni, trasladaron a ETA el mensaje de que si entregaba las armas, el Gobierno español sería generoso y colaboraría en la reinserción.
Como en los casos anteriores, los contactos no fructificaron.