vitoria. El tiempo apremia y los partidos políticos vascos no alcanzan un criterio común sobre la segunda edición del Día de la Memoria, lo que podría poner en cuestión incluso la propia celebración del evento el próximo 10 de noviembre. Si el año pasado EA y Aralar rehusaban participar en el primer homenaje colectivo a las víctimas por la ausencia en el mismo de los damnificados por la violencia policial, cuya presencia le resultaba prematura al Gobierno Vasco, en esta ocasión son PP y UPyD quienes amenazan con plantarse si los muertos y heridos en manifestaciones, controles o comisarías están presentes en el acto. La parlamentaria popular Mari Mar Blanco, de hecho, advirtió en un duro discurso en la Cámara de que su grupo "nunca va entrar" en un día de la Memoria modificado.
Sin embargo, el PSE, y por tanto el Ejecutivo, plantea el progresivo reconocimiento de este colectivo y apuesta por empezar a hacerlo ya, tal y como demandan PNV y Aralar. Los tres partidos, que juntos suman 59 de los 75 parlamentarios vascos, han alcanzado una postura más o menos consensuada sobre la materia, pero ahora la dificultad se encuentra en atraerse a un PP que ya ha marcado sus "líneas rojas", como literalmente avisó Blanco, y también a Bildu. La coalición está representada en la Cámara únicamente por Juanjo Agirrezabala, de EA, pero a nadie se le escapa la masa social que aglutina, y de momento su postura con respecto a esta cuestión está también alejada del consenso alcanzado entre socialistas, jeltzales y Aralar.