madrid. Cuarenta y tres meses después de su inicio, José Luis Rodríguez Zapatero daba ayer por conluida oficialmente la novena legislatura con la convocatoria formal de elecciones generales para el 20 de noviembre. El segundo y último mandato de Zapatero ha estado marcado desde el principio hasta el final por la crisis económica y por las reformas, muchas veces contradictorias, para combatirla. Con este panorama, el presidente del Gobierno firmó ayer el decreto de convocatoria de elecciones para el 20 de noviembre y expresó su "confianza absoluta" en el futuro de España, convencido de que "más pronto que tarde" se superarán las dificultades con el trabajo de todos.
Zapatero compareció en el Palacio de La Moncloa para dar cuenta del decreto de disolución de las Cortes y de convocatoria de las elecciones después de presidir un consejo de ministros extraordinario y de informar en el Palacio de la Zarzuela al rey, que ha rubricado la norma.
"Hoy se abre el tiempo político de los candidatos y de las fuerzas políticas, de que formulen y contrasten sus propuestas y que los ciudadanos puedan decidir libre, serena y conscientemente sobre ellas", manifestó.
El decreto de convocatoria de los comicios, en los que serán elegidos 350 diputados y 208 senadores, se publicará hoy en el Boletín Oficial del Estado; la campaña electoral comenzará el 4 de noviembre y la sesión constitutiva de las Cortes se celebrará el 13 de diciembre.
Para Zapatero, no era ayer un día de balance de su labor porque, como recordó, el Gobierno seguirá ejerciendo "la plenitud de sus funciones constitucionales" hasta el 20 de noviembre.
favorecer la estabilidad Ante la polémica suscitada sobre la necesidad o no de aprobar determinadas previsiones presupuestarias para 2012, Zapatero reiteró que la fecha de las elecciones permite que el nuevo Gobierno que salga de las urnas se haga cargo "de todo el nuevo ejercicio económico".
Pero ello no significa que su Ejecutivo deje de gobernar y, aunque aseguró que no prevé la necesidad de adoptar "ninguna medida significtiva de carácter económico para fortalecer la estabilidad" antes de las elecciones, garantizó también que lo haría "sin duda" si fuese necesario.
Según apuntó, las reformas y ajustes en marcha "deben y están produciendo sus efectos", fortaleciendo la credibilidad de España en los mercados e instituciones internacionales, aunque no se puede olvidar el contexto europeo de "dificultad" por la incertidumbre que todavía rodea a Grecia. Al culminar una etapa en la que pone fin a la "actividad política de primera línea", quiso dar las gracias a todos los ciudadanos por haberle confiado durante ocho años la responsabilidad de dirigir el Gobierno de España ya que, ha dicho, no es capaz de "imaginar un honor mayor".
Zapatero tiene claro que la campaña electoral la protagonizan los candidatos y, aunque señaló que colaborará con su partido "en todo aquello que sea menester", no se espera que tenga un papel muy activo.
Para despedirse quiso ratificar su confianza en el país."Tengo una confianza absoluta en España, en el futuro de España y de los españoles que hemos sabido construir un gran país que día a día se reafirma; por eso, sé que mas pronto que tarde saldremos de las dificulades presentes y habremos demostrado nuestra capacidad para comprometernos colectivamente con el futuro de todos; porque todos somos necesarios y tenemos un papel que jugar en nuestra historia como pueblo", recalcó de forma solemne.