Después de más de tres meses de ausencia, el presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, regresó ayer por sorpresa al Yemen e hizo un llamamiento a la tregua y al diálogo para salir de la actual crisis, pero los combates continuaron en Saná y dejaron 13 muertos. El retorno de Saleh, que se enfrenta desde el pasado enero a una fuerte contestación en las calles, ha conmocionado al país y desencadenado cruentos choques entre las fuerzas de seguridad y los seguidores del líder tribal opositor Sadeq al Ahmar. El mandatario aterrizó en Saná procedente de Riad, a donde fue trasladado el pasado junio para ser tratado de las heridas sufridas en un atentado contra el palacio presidencial, del que el Gobierno acusó a Al Ahmar.