donostia. El calendario ha querido que la edición del Alderdi Eguna de este año se sitúe a las puertas de las elecciones generales. Zapatero, tras innumerables despedidas oficiosas, terminó dando su adiós oficial el miércoles. Pero Urkullu cree que aún queda tiempo para avanzar hacia la resolución del conflicto.
Tras el anuncio de los presos, ¿cree que Zapatero emprenderá movimientos en las cárceles?
No voy a interpretar las intenciones de unos y otros. Quiero insistir, hoy más que nunca, en que la política penitenciaria es una piedra angular junto a las víctimas del terrorismo, sobre todo en lo que pueda ser una decisión del cese definitivo de la organización terrorista. Todo lo que puede estar en el contexto de los presos o de las familias de los presos, y lo que pueden desatascar ellos mismos en el MLNV, es una piedra angular. Nosotros llevamos mucho tiempo pidiendo una política penitenciaria mucho más flexible.
¿Qué voluntad ha podido percibir en Zapatero en materia de paz?
Estoy insistiendo en que el tiempo se agota y en que debería aprovecharlo, porque puede dar la impresión de que estamos en el estertor final de ETA, pero eso no quita para trabajar un proceso de paz, no solamente desde el final de ETA, sino con las víctimas, la política penitenciaria o la concordia y, en estos momentos, estamos también en un tiempo de parálisis. Cuando digo que no se están aprovechando todas las oportunidades, me refiero también al MLNV. Pero la decisión conocida hoy [por ayer] del Colectivo de Presos puede provocar que el final de ETA sea más irreversible. Hasta hoy la realidad de este colectivo, por mucho que exigiéramos a ETA el anuncio del cese definitivo y reclamáramos a la izquierda abertzale que reivindicara a ETA dicho anuncio, taponaba tal posibilidad. Este obstáculo ya no existe.
También ha hablado de parálisis.
No digo que haya parálisis, sino que pudiéramos estar viviendo en la tentación de la parálisis, bien por parte del PSOE porque mira al PP y a determinados medios de comunicación con el objetivo de las generales, o bien por parte de la izquierda abertzale que podría decir: bueno, Sortu no es legal, pero tenemos encaje en Bildu y una representación en las instituciones, por lo que vamos a relajarnos y no vamos a dar pasos en eso que hasta ahora nosotros mismos hemos dicho que es un proceso unilateral. Espero que después del anuncio del Colectivo de Presos podamos superar esta situación. Es el momento de arriesgar. De que arriesguemos todos. Los primeros, la izquierda abertzale. ETA y la izquierda abertzale están en deuda con Euskadi. Pero el resto debemos arriesgar, y así se lo hemos pedido al Gobierno español y a los partidos políticos.
¿Un avance en la paz tendrá que esperar hasta después de las elecciones, o todavía hay tiempo?
Creo que hay tiempo. Además, lo reivindico como algo que debería ser ajeno al cálculo electoralista de PP y PSOE. Hoy [por ayer] se abre una nueva oportunidad. Vamos a aprovecharla. Repito, hay tiempo, y así se lo he transmitido al Gobierno español. Pero solo se podrá avanzar si todos, la izquierda abertzale, el Gobierno español y el resto de partidos políticos, asumimos la paz como un bien mayor y lo alejamos de nuestros intereses políticos o electorales.
Ha departido en más de una ocasión con Mariano Rajoy.
Refleja en todo su posicionamiento una actitud de espera hasta cuando supuestamente le corresponda tras las elecciones. Mientras tanto, esperar. En todo. Tanto en las medidas económicas, como en el planteamiento de normalización y profundización en el autogobierno, o lo que pueda corresponderle a un Gobierno en un proceso de pacificación. Me gustaría que también fuera capaz de arriesgar hoy. La recompensa merece la pena.
¿Suscribe esas interpretaciones que ven en la sentencia de Bateragune una forma de preparar el terreno para la llegada del PP?
La sentencia, aunque uno no tenga más remedio que acatarla, tiene muchos flancos débiles, y puede obedecer a un contexto en el que la Audiencia Nacional ha tenido otros temas como el caso Faisán entre manos, y que haya querido jugar de cara a determinadas interpretaciones. O bien puede ser que, tras la validación de las candidaturas de Bildu, haya habido un revuelo mediático y un contexto de opinión en el Estado que condicione algunas de las decisiones. La sentencia no es de recibo. Espero que haya posibilidad de que el Tribunal Supremo, ante el recurso que puedan plantear los juzgados y los culpados, pueda actuar también en virtud de lo que es el tiempo y el contexto, al que tienen que hacer referencia las sentencias judiciales.
¿Cómo ve a Rajoy ante las elecciones generales?
Ha llegado a ser la caricatura que de él se hace. Mantiene una actitud de inconcreción, de espera a los resultados valiéndose de las circunstancias que le ha tocado vivir y de la mala gestión del PSOE.
¿Y a Rubalcaba?
Necesita ganar tiempo al tiempo, intentando recuperar todo un terreno perdido en su propio espectro ideológico, y con dificultades dentro del propio PSOE, las que no tiene el presidente del PP en su partido en este momento. Se está encontrando incluso con dificultades a la hora de formar las candidaturas. Está en un estado de necesidad y de ansiedad, empezando por su propia casa.
Rajoy ha apostado en su libro 'En confianza' por implicar en la gobernabilidad a PNV y CiU. ¿Lo hará solo si se queda en mayoría simple?
La aspiración del PNV es que ni el PP ni el PSOE tengan mayoría absoluta para que haya posibilidad de hablar. Se lo he planteado públicamente al PP: sería bueno que Mariano Rajoy diera pasos para restañar las heridas que se abrieron en la relación con el PNV en tiempos de la mayoría absoluta de Aznar y, si es al PP y a Rajoy a quienes cae la responsabilidad de conformar Gobierno, el PNV está dispuesto a valorar cuál es la disposición que tiene de cara a nosotros.
¿El PP ha dado ya algún paso?
Hemos tenido conversaciones, y no solamente las directas que haya tenido con Rajoy, sino también las naturales entre los partidos políticos o en el País Vasco, entre Antonio Basagoiti y yo. Ese es el juego normal desde la asunción de que hay posturas muy discrepantes en muchos temas. El PP ha sido quien ha dicho tanto en el País Vasco como en el Estado que quería normalizar las relaciones con el PNV. Sería bueno que lo que ha dicho Mariano Rajoy se lo aplicaran en todas las críticas que hacen desde el PP al PNV todavía hoy, y que obedecen a un tiempo que debería estar superado, como es el de la mayoría absoluta de José María Aznar.
El PNV apuesta por llevar a cabo iniciativas públicas y discretas para lograr la paz. ¿Puede concretar más?
En lo público apostamos por la paz y la concordia, que queremos asentar sobre un escenario de ausencia definitiva de la violencia. Por lo tanto, es ETA quien tiene que facilitar ese escenario para ir trabajando en otros ámbitos que pueden ayudar a una paz justa y duradera, que mire a todas las personas, sobre todo a las víctimas del terrorismo. Hay que ampliar ese planteamiento a iniciativas que de manera discreta corresponde adoptar al Gobierno Vasco y, en esa esperanza de que recuperemos el liderazgo de esa institución, al PNV como partido líder. Y es ahí donde trabajaremos como partido, que es como nos corresponde en estos momentos.
El lehendakari López no parece que vaya a moverse demasiado, por lo que ha podido trascender de su plan de paz.
Desconozco cuál es su contenido, pese a que he mostrado mi disposición a hablar con el lehendakari, pese a la disposición que mostramos también en el pasado a hablar sobre la presencia de las víctimas en las aulas, y pese a la aportación del PNV con anteriores planes. Hay que denunciar qué es lo que está sucediendo con este tema porque, el mismo día en que se anuncia que va a haber un plan, el PP sale diciendo que la base es lo que opina el PP, y luego sale el lehendakari diciendo que no hay ningún texto. Estamos jugando con los intereses, y no poniendo el foco en un plan suficientemente consensuado.
Otro de los retos del PNV es el reconocimiento de Euskadi como nación. ¿Se muestra optimista en cuanto a la aprobación de un nuevo estatus?
Todo está en función de las coyunturas. Y partimos de una base, que es que hay un Estatuto cuasi completado, algo que debería haberse hecho hace décadas, de modo que hubiera sido normal en este momento poder hablar de adecuar el estatus jurídico. Creo que ahora es posible, y que hemos de hacer ese esfuerzo de ofrecer un acuerdo de amplia base, que tenga un reconocimiento del pueblo vasco y que, además, actualice los derechos históricos y contemple en el ordenamiento jurídico la capacidad de decisión del pueblo vasco, y que eso sea respetado. Tiene que producirse la adecuación del estatus sin poner puertas al campo de la voluntad de la sociedad vasca.
¿Le ha tranquilizado que Zapatero asegurara que el diálogo mantendría vivo el Estado autonómico?
Las palabras hay que corroborarlas con los hechos. Seguimos estando muy vigilantes ante lo que puedan ser las intenciones del PSOE y del PP. El PNV ha planteado la necesidad de un nuevo estatus, y es por lo que trabajaremos en la próxima legislatura en las Cortes Generales del Estado, pero no solamente ahí, porque entendemos que tenemos que basar nuestro trabajo en las instituciones vascas, para luego elevarlo al Estado.
¿Cómo afronta el Alderdi Eguna?
Con la mayor ilusión posible. Al día siguiente se disuelven las Cortes Generales del Estado, por lo que estamos también ante un Alderdi Eguna que mira a las elecciones con el objetivo de tener más votos que hace cuatro años y de tener grupo en el Congreso y en el Senado. Tenemos el lema Izan garelako izango gara. El PNV es lo que fue, y seguirá siéndolo. Ese es el propósito que nos mueve, también ante la Asamblea General, con los documentos que nos posicionan ante la paz, la crisis, el autogobierno y la internacionalización.
Plantean cambiar el nombre del PNV.
Van llegando comentarios de la militancia, y es lo realmente enriquecedor. No nos tiembla el pulso para proponer algo tan delicado. Queremos provocar la reflexión, con ánimo de actualización. El proyecto del PNV significó en el año 1985 el propósito de que los vascos tuvieran conciencia de que son una nación. Hemos hecho un trabajo de concienciación, y buscamos reflejarnos ahora como un partido que tiene un proyecto nacional sin ánimo de patrimonialismos.