Son tantos los paralelismos, quizá casuales o irrelevantes, que unen a los problemas de violencia política de Euskadi y de Irlanda del Norte, que las evidentes diferencias estructurales entre una y otra situación quedan a menudo ocultadas por los hechos. Ayer, el mismo día en el que el Gobierno Vasco daba cuenta al Parlamento de sus primeros pasos en el reconocimiento a las víctimas policiales, el Gobierno de David Cameron anunciaba que indemnizará a los familiares de los trece muertos y la treintena de heridos causados por el Regimiento de Paracaidistas del Ejército Británico el 30 de enero de 1972.
Aquel día, más de 15.000 personas salieron a las calles para protestar contra el internment, el encarcelamiento de sospechosos de pertenecer al IRA sin juicio ni acusación previos. Los militares respondieron con fuego real a las piedras lanzadas por un pequeño grupo de manifestantes y produjeron una masacre que, además de quedar grabada para siempre en la historia como el Domingo Sangriento, no hizo sino engrosar las ya bien nutridas filas del IRA.
Tras la matanza se encargó a Lord Widgery una investigación convenientemente adaptada a los intereses del Gobierno británico y las víctimas recibieron indemnizaciones de alrededor de 200 libras, mientras que Gran Bretaña negaba cualquier responsabilidad alegando que disparó contra miembros del IRA armados.
nueva investigación Pasaron casi 30 años y llegó el proceso de paz. Entonces, y con el mismo objetivo de restañar heridas abiertas desde hacía muchos años, el mismo objetivo que ahora se persigue en Euskadi, se abrió una nueva investigación, esta vez comandada por el exjuez del Tribunal Supremo Lord Saville.
Tras más de diez años de trabajo y la inversión de 220 millones de euros se llegó a la conclusión de que los paracaidistas respondieron con fuego real a una manifestación pacífica, de que los disparos fueron "injustificados e injustificables", como reconoció el propio David Cameron cuando presentó el informe en el Parlamento de Westminster el pasado mes de junio, y asumió la responsabilidad en nombre del Gobierno.
Reconocido el daño, tocaba resarcirlo. El bufete de abogados Madden and Finucane envió una carta al Gobierno británico en la que le preguntaba por los pasos que iba a tomar para "compensar totalmente" a los familiares por "las pérdidas de sus seres queridos, las lesiones de otros y las acusaciones vergonzosas que mancillaron su buen nombre durante muchos años".
El Gobierno británico afirmó ayer en la BBC que ya ha dado respuesta a ese requerimiento, aunque con una flema quizá excesiva, habida cuenta de que se trata de un tema especialmente doloroso para muchas personas. El Ministerio de Defensa dijo reconocer el dolor que sienten las familias desde hace casi cuarenta años y afirmó que las fuerzas armadas actuaron de forma incorrecta, cosa que el Gobierno "lamenta profundamente". Asimismo precisó que la indemnización se tramitará "con la mayor rapidez posible" y será pagada "cuando haya una obligación legal para hacerlo",según Europa Press.
Incluso aunque exista esa obligación, no todas las víctimas del Bloody Sunday aceptarán las sumas que les ofrezca Cameron. La respuesta al lacónico anuncio del Ministerio de Defensa llegó ayer mismo por parte de víctimas como Linda y Kate Nash, hermanas de William. Estas dos familiares calificaron de "repulsivo" el ofrecimiento en declaraciones a Press Association. "Bajo ninguna circunstancia aceptaremos dinero por la muerte de nuestro hermano", aseguraron, según informa Efe.
afectados fallecidos Además, muchos de los afectados ya han fallecido, y otros aseguran que no aceptarán dinero mientras no se procese a los soldados implicados. No es el caso de Anthony Doherty, portavoz de las víctimas del Domingo Sangriento y fundador de la Bloody sunday justice campaign, quien visitó Vitoria hace siete meses con motivo del aniversario de los asesinatos del 3 de marzo de 1976 y que dijo haber establecido una línea entre el pasado y el presente.
Doherty, cuyo padre, Patrick, falleció asesinado aquel domingo de enero de 1972, afirmó el 7 de marzo de 2011 a Diario Noticias de Álava que la petición de perdón de Cameron ha contribuido a mejorar la convivencia en Irlanda del Norte, y dejó un consejo para Euskadi: "No olviden que los procesos de resolución de conflictos, la reconciliación total de las sociedades que los han sufrido, duran mucho más de lo que han durado los conflictos en sí".