nuria ferragutcasas
millares de víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 aún no han cicatrizado sus heridas. De hecho, algunas puede que no lo hagan nunca mientras que otros han perdido la batalla para su recuperación. El 5 de enero de 2006, el policía de Nueva York, James Zadroga, murió de una enfermedad respiratoria que se atribuyó a su participación en las operaciones de rescate y limpieza de los escombros del World Trade Center. Otras víctimas habían muerto antes que él por la misma causa pero Zadroga se convirtió en un símbolo porque fue la primera víctima oficial de la nube tóxica que cubrió Manhattan después de los atentados.
En agosto de ese mismo año el entonces gobernador del estado de Nueva York, George Pataki, firmó la Ley Zadroga, llamada así en honor al policía, que preveía asistencia económica para los que enfermaron entre las ruinas de las Torres Gemelas. "Nunca olvidaremos el coraje demostrado por los bomberos, agentes de la Policía y personal médico que arriesgaron sus vidas para salvar a otros", dijo Obama a principios de este año, cuando firmó la ley federal Zadroga que también ayuda a los supervivientes de los ataques del 11-S y a los primeros socorristas. La medida contempla 4.200 millones de dólares de ayudas para tratamientos médicos.
Casos en aumento Las enfermedades respiratorias pero también las mentales y algunos casos de cáncer siguen en aumento entre todas las personas que estuvieron en contacto con los productos químicos tóxicos del lugar del ataque. La Agencia Federal para el Control y Prevención de enfermedades ha contabilizado en los últimos diez años 60.270 personas que han tenido algún problema de salud a causa de inhalar el humo de los restos de plomo, aluminio, titanio y otros metales que salieron al ambiente tras el derrumbe de los edificios tras los atentados. Una lista en aumento ya que en los primeros tres meses de 2011 se sumaron 1.655 nuevos casos. La mayoría de los casos son por enfermedades respiratorias pero también hay de piel, estomago o nervios.
Una investigación realizada por el hospital neoyorquino Mount Sinai estudió a 9.500 personas que estuvieron expuestas al ambiente de la Zona Cero y encontraron que el 70% sufre enfermedades respiratorias, muchas de ellas crónicas. "No debería quedar ninguna duda respecto a los efectos sobre la salud del World Trade Center, hay gente que requerirá atención médica el resto de su vida", asegura Robin Herbert, codirectora del estudio.
Entre la lista de 60.270 afectados están los 15.700 bomberos de Nueva York. Según un estudio del servicio médico del cuerpo de bomberos, la mitad del personal tiene aún síntomas de enfermedades respiratorias y un 70% sufre depresión o el trastorno por estrés postraumático. Un trastorno, este último, que sobreviene como consecuencia de la exposición a un evento traumático que involucra daño físico.
Por otra parte, otra investigación del mismo centro revela que los bomberos que participaron en las tareas de rescate en el World Trade Center tienen un 19% más de posibilidades de contraer cáncer que los bomberos que nunca fueron a la Zona Cero. La revista médica Lancet ha publicado este estudio, dirigido por el doctor David Prezant, jefe de los servicios médicos de los bomberos.
una petición de sos "El 11 de septiembre de 2001 nosotros los rescatamos. Ahora es su turno de rescatarnos", declaró Pat Lynch, presidente de la asociación de beneficencia de la Policía de Nueva York, en una conferencia de prensa organizada la semana pasada junto a la Zona Cero, donde se produjeron los atentados. La organización solicita ahora que se agregue la cobertura por cáncer a la ley Zadroga, tras la publicación del estudio médico del doctor Prezant. Otro informe avala esta tesis. La Fundación FealGood, un grupo de apoyo a los socorristas del 11 de septiembre, afirma que en los últimos diez años han muerto de cáncer 345 bomberos y 45 policías.
El otro gran grupo de enfermedades que sufren los supervivientes del 11-S son las relacionadas con trastornos psicológicos. Esperanza Muñoz fue a una reunión cerca del World Trade Center aquel fatídico 11 de septiembre. Desde entonces, tras la horrible experiencia de vivir en primera persona uno de los peores ataques terroristas de la historia, sufre dolores de cabeza, se despierta varias veces por semana por pesadillas de cuerpos sin cabeza, y tiene miedo al sonido de las sirenas. La experiencia de Muñoz, publicada en el diario Los Ángeles Times, es un caso clásico de síndrome de estrés postraumático. Un trastorno que sufren aún centenares de los supervivientes.
Según el primer estudio que se centra en el trastorno de estrés postraumático de las víctimas del 11-S, un 96% de los 3.271 evacuados de las Torres Gemelas dijeron que sufría al menos un síntoma de este tipo de estrés. Y un 15% lo seguían teniendo tres años después. Otra investigación del hospital Mount Sinai afirma que al menos atendieron a 10.000 pacientes que sufrían algún tipo de depresión, ansiedad o trastorno postraumático y que al menos 3.600 aún hoy padecen síntomas de alguna enfermedad psicológica.