Vitoria. El primer aniversario de la declaración con la que ETA anunció al mundo su decisión de no cometer más "acciones armadas ofensivas" descubre un año intenso y plagado de gestos, hitos y retos. Pese a la tela de discreción cuidadosamente tejida que protege este proceso de las coyunturas y los embates de la arena partidista, estos 365 días alumbran el camino que puede conducir a la definitiva erradicación de la violencia con fines políticos que tanto dolor y sufrimiento ha provocado en los últimos 50 años.
Paso a paso
El recorrido del MLNV
Si éste ha sido un año intenso en la consolidación de un nuevo tiempo para todos los partidos, sin duda lo ha sido especialmente para el MLNV. Movido por la reflexión interna llevada a cabo en el seno de la izquierda abertzale tradicional después de que ETA dinamitara las esperanzas abiertas en Loiola, el conjunto de este mundo ha dado pasos en la dirección que marcaba el sector posibilista que le han llevado a arrebatar el timón a la organización armada, que hoy hace un año comenzó a hacer suyo el viraje de la nueva vanguardia; la que lideran políticos como Rufi Etxeberria o Arnaldo Otegi, quien incluso ha llegado a afirmar sin rubor ante un tribunal español que la actividad terrorista "sobra y estorba".
En aquel primer comunicado que ETA dio a conocer por medio de la BBC el 5 de septiembre del año pasado, la organización insistía en que "sin confrontación no se puede superar la negación y la cerrazón". Sin embargo, por confrontación parecía referirse en este caso sólo a la que corresponde al ámbito social y político, no al armado. No en vano, en su siguiente comunicado -emitido apenas dos semanas después- se mostraba dispuesta a "ir más lejos" en su adiós a las armas; a "navegar en aguas más profundas". Finalmente, el 10 de enero llegaría por fin el alto el fuego "general, permanente y verificable" que alimenta la esperanza de que la violencia terrorista sea pronto sólo un oscuro eco del pasado desde el púlpito que ofrece una tregua que está cerca de ser la más larga de la historia de ETA y que ha demostrado su carácter "general" con la inédita suspensión prácticamente total de dos terribles fenómenos: la extorsión a los empresarios -el impuesto revolucionario- y la kale borroka.
La prueba de las urnas
El éxito de Bildu y los desafíos del 20-N
El escenario generado por estos pasos impulsó a Bildu hasta romper el techo electoral, convirtiéndola en la primera fuerza municipal de la CAV tras el 22 de mayo.
Ahora, con las elecciones generales despuntando en el horizonte, Bildu se enfrenta al reto de confirmar su éxito convenciendo a su electorado -y a Aralar- de que su apuesta por la paz no es coyuntural ni parcial. Pero el 20-N tiene otra lectura clara para el futuro de la paz en Euskadi, ya que allí se decidirá quién gestiona -y se apunta- la posible desaparición de la violencia terrorista en Euskadi. Rubalcaba o Rajoy, Rajoy o Rubalcaba. En el circo bipartidista no cabe otro posible aspirante. El socialista es un viejo zorro avezado en la cocina vasca. El popular, un recién llegado que sólo puede reivindicar su fugaz paso por el Ministerio del Interior tras la ruptura de la tregua de Lizarra, contará sin embargo con la ventaja de apenas tener quién presione sus hipotéticos pasos. En cualquier caso, los dos jugarán la vieja carta de la mano de hierro en guante de seda, y siempre se moverán al albur de los pasos que dé unilateralmente ETA, escarmentados ambos por los procesos de los que sus partidos salieron escaldados en el pasado.
El reto inmediato
Una verificación de doble sentido
El mayor déficit que lastra los pasos de ETA es la falta de confianza que arrastra. Atrás quedaron los tiempos en los que imperaba la tesis defendida por Mayor Oreja de que "ETA mata, pero no miente", especialmente desde que la bomba que puso en la T-4 se llevó por delante dos vidas pese a estar en plena tregua. Por eso hace un año recurrió a la BBC para implicar a la comunidad internacional en este nuevo proceso. Por eso los miembros del Grupo Internacional de Contacto -auspiciado por Lokarri- se han involucrado totalmente en una primera verificación "informal" que anime al Gobierno español a activar la vía formal que el propio Rubalcaba pilotó durante el proceso de Loiola.
Las pruebas señalan que ETA está respetando su palabra y el Ejecutivo podría estar buscando más tomas de temperatura, como se desprende del regreso de la Iglesia a la escena. No en vano, el Papa Benedicto XVI no ha dudado en pedir a "todos" los implicados que intensifiquen sus esfuerzos por consolidar los horizontes de paz que parecen abrirse en el País Vasco y en toda España, y a superar los obstáculos que puedan presentarse" en el camino, y hace un par de semanas el Vaticano "tomó nota" de la petición que le hizo el propio ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, para que la Iglesia vasca contribuya en un hipotético final de ETA.
Pero la verificación también se tendrá que dar de puertas adentro, de cara a un ámbito vasco en el que su crédito es también más que escaso. En este sentido, la organización deberá sujetar al sector duro que critica abiertamente la estrategia de la actual vanguardia política del MLNV, que tacha de "liquidacionista" y "vendida", y que sigue haciéndose ver esporádicamente. La última vez, durante las fiestas de Bilbao, en las que grupos de encapuchados llenaron el Arenal de Gora ETAs. Y que el MLNV recorra unido este camino depende en buena medida del contenido del comunicado que los expertos esperan inminentemente de la organización, en silencio desde julio, que está llamado a despejar buena parte de las incógnitas que para la paz se abren en el futuro inmediato.