Bruselas. Los países de la Unión Europea acordaron ayer imponer un embargo a todas las importaciones de crudo sirio con el objetivo de aumentar la presión sobre el régimen de Bashar al Assad. Los Veintisiete también han decidido ampliar la lista de personas y entidades sancionadas por servir de apoyo a la represión gubernamental de los últimos cinco meses y medio. En concreto, la UE añadirá a cuatro personas de nacionalidad siria y tres entidades a ese listado, que establece la prohibición de viajar a suelo europeo y la congelación de sus activos. Las identidades se conocerán hoy, cuando los nombres sean publicados en el Diario Oficial de la Unión.

En el caso de la prohibición de importar crudo procedente de Siria, la aplicación de la medida es inmediata, pero no se hará efectiva totalmente hasta el 15 de noviembre para respetar contratos en vigor, según una fuente europea. Italia, uno de los principales importadores, presionó durante los últimos días para retrasar la fecha hasta finales de noviembre. Con el embargo, los Veintisiete pretenden cortar vías de financiación al régimen de Al Assad, que vende el 95% de su petróleo a Europa. Para la UE, sin embargo, no representa un gran impacto, pues el petróleo sirio solo representa un 1,5 % del total de las importaciones. De hecho, a día de hoy, únicamente España, Alemania, Italia, Holanda, Francia y Austria compran petróleo al país árabe.

Mientras tanto, los ministros de Exteriores de los Veintisiete reunidos en Sopot -en Polonia- discutieron ayer nuevas medidas de presión económica y política, aunque no se decidieron nuevas sanciones en esta cita. Antes de ayer, los Veintisiete ya habían sancionado a 50 personas vinculadas con el régimen, incluido el presidente Bashar al Assad, y a una decena de empresas y entidades próximas a su Gobierno. Siria también tiene en vigor un embargo de armas y de materiales utilizados para la represión.

Por su parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, afirmó se mostró dispuesto a comenzar a desarrollar contactos con la oposición libia y mantener su presión para lograr el final de la represión en el país. "No cesaremos nuestros esfuerzos para lograr la apertura de un diálogo democrático. El pueblo sirio también merece la democracia y la libertad", dijo Juppé durante la conferencia anual de embajadores franceses, que se clausuraba ayer en París.

Frustración británica El primer ministro británico, David Cameron, manifestó ayer su frustración por la falta de acción internacional contra Siria y comparó la situación de este país con la de Libia. En una entrevista en la cadena pública BBC, el primer ministro británico apuntó que en Siria, como en Libia, "hay un dictador haciendo casas horribles contra su pueblo". Pero el problema, dijo, es que "no hay el mismo apoyo para una intervención militar, ni en la Liga Árabe ni internacionalmente".

Cameron reconoció que en el caso sirio está habiendo problemas en Naciones Unidas para conseguir una resolución más fuerte que imponga mayores sanciones, como "la prohibición de viajes, la congelación de los fondos internacionales del régimen y todas las cosas que en Europa estamos poniendo sobre la mesa". Sin embargo, el premier reconoció que ha detectado que los miembros de la Liga Árabe han empezado adoptar posiciones más tajantes contra el régimen de Bashar al Assad.

Cameron reveló que la noche del jueves, tras la conferencia internacional sobre Libia, mantuvo conversaciones sobre Siria con algunos miembros de la Liga Árabe en las que percibió "que están endureciendo sus posiciones porque se están dando cuenta de que lo que allí se está haciendo es horrible". El primer paso lo dieron hace un mes Arabia Saudí, Bahrein y Catar al llamar a consultas a sus embajadores en Siria tras la sangrienta represión de la ciudad central de Hama coincidiendo con el Ramadán. Durante el mes sagrado de los musulmanes, han muerto más de 500 personas por la represión.