Abdul Jalil abandonó el ministerio de Justicia de Libia el 21 de febrero, en protesta ante "el excesivo uso de violencia contra manifestantes desarmados", el primer miembro del Comité General del Pueblo en hacerlo. Se convirtió en ministro de Justicia en 2007. Antes había sido juez y, entre sus cargos, figura el de presidente del Tribunal de Apelaciones. Durante sus años en la Justicia, emitió numerosas resoluciones contra el Gobierno libio, sin embargo, en su currículum pesa una mancha: la de las enfermeras búlgaras condenadas a muerte. Cuando las protestas comenzaron en Bengasi, el régimen envió a Abdel Jalil a lidiar con ellas. Tras presenciar los disparos y la detención de manifestantes, presentó su renuncia como ministro. A los pocos días, se convirtió en el presidente del consejo rebelde.