Tokio. El primer ministro de Japón, Naoto Kan, anunció ayer formalmente su dimisión, tal como había prometido en junio, dejando al país sumido en la reconstrucción tras la tragedia de marzo y a su bloque, el Partido Democrático (PD), dividido. Kan anunció que dimitiría tras superar una moción de censura promovida por miembros de su partido y la oposición, bajo la promesa de dejar el cargo en cuando tuviera encauzada la reconstrucción del país mediante la aprobación de tres leyes.

Una de las normas, para activar el segundo presupuesto para la reconstrucción, fue aprobada en julio, mientras que las otras dos, una sobre la emisión de deuda para financiar dicha reconstrucción y otra para promover las energías renovables tras el accidente en la central nuclear de Fukushima, fueron ratificadas ayer. "Ya que se han cumplido los tres requisitos que estipulé, voy a dejar el puesto de presidente del partido, tal y como me comprometí a hacer el 2 de junio", explicó Kan en la reunión de la ejecutiva de su formación.

Kan abandonará su cargo como primer ministro presumiblemente el próximo lunes, día en el que el gobernante PD ha convocado elecciones para que 398 de sus parlamentarios elijan a su nuevo líder. El PD, que llegó al poder tras ganar las elecciones de agosto de 2009 con una victoria aplastante sobre el Partido Liberal Demócrata, ostenta la mayoría en el Parlamento japonés, de modo que el candidato que salga vencedor se convertirá previsiblemente en el nuevo primer ministro del país asiático.

Hoy arranca la campaña para los comicios, a los que podrían presentarse más de cuatro candidatos, un récord desde que se fundó el partido en 1998. Esta gran afluencia de candidatos demuestra la división en la que se encuentra sumido el PD, compuesto por distintas facciones de políticos de signo conservador y liberal. Además, el nuevo primer ministro se encontrará con un Parlamento divido, puesto que la Cámara Alta, capaz de complicar la tramitación de leyes, se halla bajo el control de los partidos de la oposición desde julio de 2010. El primer ministro heredará un país afectado aún por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo, que dejó más de 20.000 muertos y desaparecidos, una crisis nuclear que aún permanece abierta y el dilema de en qué medida debe depender Japón de la fusión atómica.

En lo referente a la reconstrucción, el nuevo jefe de Gobierno nipón deberá buscar la fórmula para financiar la reconstrucción del país sin disparar más el gran déficit y el volumen de deuda pública, que duplica el PIB nacional. La subida del IVA, en el 5%, es una de las fórmulas barajadas por algunos miembros del PD para sufragar la reedificación de Japón, aunque es rechazada por la oposición y por buena parte del PD. Organismos internacionales han sugerido a Japón subir paulatinamente el IVA como parte de un paquete de medidas para imponer la disciplina fiscal en un país que tiene la mayor deuda del mundo desarrollado.