BELFAST

Esta semana el Gobierno británico ha autorizado por primera vez el uso de balas de plástico (cuya letalidad es superior a las pelotas de goma) y cañones de agua para apaciguar los disturbios en Inglaterra, una decisión que ni siquiera Margaret Tacher adoptó ante las revueltas de los 80. La mano dura del primer ministro británico, David Cameron, ha dejado de manifiesto la situación de excepción que a día de hoy sigue viviendo el norte de Irlanda, donde estos métodos policiales se utilizan de manera regular, y por otro, ha marcado un hito en cuanto al control policial en Inglaterra, una decisión que a medio-largo plazo podría abrir la veda en otros países.

El debate que se ha llevado a cabo esta semana en Inglaterra, sobre el uso de las balas de plástico y los cañones de agua, se ha vivido de una manera bien diferente en Londres y en Belfast. Mientras en Inglaterra se alzaban algunas voces (incluso del jefe de la Policía) alertando del uso de estos métodos dada su peligrosidad, en Belfast la prensa destacaba en titulares la ausencia de ese tipo de observaciones en Irlanda.

Sin ir mas lejos, la noche del 11 de julio, día previo a la festividad mayor de los protestantes, la policía del norte de Irlanda, el PSNI, utilizó balas de plástico y un cañón de agua contra no más de una veintena de jóvenes republicanos que les lanzaban piedras. Muchos de ellos no alcanzaban los doce años.

Al hilo del debate en Inglaterra en el contexto de los disturbios generados a causa del enfado que ha creado la depravación económica y social, grupos de familiares de víctimas han aprovechado para reivindicar, una vez más, la prohibición del uso de las balas de plástico (de más de doce centímetros de longitud) las cuales se han saldado con 17 víctimas en Irlanda del Norte, nueve de ellas niños, entre los años 1981 y 1989.

Incluso las autoridades inglesas han alertado de la letalidad de las balas de plástico. Sus declaraciones han puesto de relieve la diferente vara para "controlar el orden" que tiene la Policía inglesa en función del territorio en el que se halla. Así lo confirmaron las palabras de la secretaria de Interior Theresa May, cuando aseguró esta semana que "aquí en Inglaterra tenemos otra actitud sobre la cultura del orden". Asimismo, el propio presidente de la policía de Inglaterra, Hugh Orde, que anteriormente estuvo al cargo de la Policía en Irlanda del Norte, afirmó que no era "sensato" autorizar el uso de estos métodos en Inglaterra, ya que solo deben utilizarse en "situaciones extremas". En 2007, Hugh aseguró que la Policía no volvería a utilizar balas de plástico en Irlanda. Finalmente, el miércoles por la noche, Cameron autorizó su uso, e incluso no descartó llevar el ejército a las calles. Y todo por tratar de lavar una imagen infundada de "mano blanda" de la Policía británica en Inglaterra.

El incremento del uso de estas armas letales por parte de los cuerpos de seguridad en diversos países del mundo demuestra la tendencia general a acentuar el control social con métodos de dudosa conformidad con los derechos de los ciudadanos. El miedo a un deterioro de la imagen de Inglaterra, sobre todo de cara a los Juegos Olímpicos del año que viene y en el contexto de crisis económica, ha podido marcar un antes y un después en el uso de la fuerza para controlar revueltas civiles, algo que podrá provocar la apertura de la veda en otros países europeos.

Campaña anti balas de plástico El grupo de víctimas Relatives for Justice (Familiares por la justicia) de Belfast ha sido una de las asociaciones que ha vuelto a repetir el rechazo al uso policial de armas letales. Clara Reily, presidenta de la asociación y miembro de la campaña contra las balas de plástico, ha vuelto a exigir la prohibición de este tipo de métodos y ha recordado que las 17 personas que perdieron la vida en el norte de Irlanda entre 1981 y 1989 por impactos de balas de plástico, no estaban envueltas en ningún tipo de disturbio: "La diferencia en la actitud del Gobierno de Londres hacia Inglaterra o hacia nosotros ha quedado muy clara esta semana. Hasta ahora, las balas de plástico jamás han estado en la agenda de la Policía en Inglaterra, mientras aquí se utilizan como primera opción contra cualquier disturbio, por mínimo que sea. Por lo tanto, nos vemos obligados a exigir que se retiren las balas de plástico del armamento de la Policía y a demandar que todos los métodos que se utilicen se basen en los derecho humanos".

Ademas de las balas de plástico, la Policía norirlandesa también utiliza pistolas de electrochoque, las famosas Taser, que en otros lugares del mundo como en Estados Unidos, por ejemplo, han demostrado su letalidad. Amnistía Internacional ha sido una de las organizaciones que ha hecho campaña en contra de estas armas e incluso la Comisión Europea ha mostrado su intención de prohibir el uso de las Taser, así como de las balas de plástico e incluso las pelotas de goma.