vitoria. Bildu sigue siendo el protagonista principal del verano político vasco y cada paso que da, cada gesto que hace, se analiza bajo la doble lupa tras la que observan los impulsores de la Ley de Partidos.

Ayer fue el consejero de Interior del Gobierno Vasco, Rodolfo Ares, quien apretó las tuercas de la coalición censurando los "guiños" que a su juicio están haciendo sus representantes al "entorno de ETA". Ares se refería así a la estrategia de acercamiento que los representantes soberanistas están manteniendo con "ciertas estructuras" del universo de los presos del MLNV -como la asociación de familiares Etxerat-, que a su juicio no hacen sino entorpecer la reflexión crítica emprendida hace años por buena parte de este colectivo. "Si están tan interesados como parece en apoyar a los presos etarras y en ayudarles, lo que deberían hacer es contribuir a que se puedan acoger a los beneficios penitenciarios que están previstos en la Ley" y no reforzar a quienes obstaculizan este camino obligando a los reclusos a seguir la doctrina si no quieren ser excluidos, aseguró. En este sentido, Ares se sirvió del hecho de que cada vez son más los presos que comparten la "exigencia" de que ETA tiene que bajar la persiana para aconsejar a los miembros de la coalición que "repiensen su propia posición" y no sigan por la senda emprendida por algunos como el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, que a su juicio viene demostrando que está "más empeñado en hacer gestos" al mundo de ETA que en "seguir avanzando en una línea de alejamiento y reconocimiento del daño que a esta sociedad le ha provocado la actividad terrorista".

el fin de eta y el "sainete" del PP Para Ares, Bildu debe seguir dando pasos para acreditar su perfil democrático -y sobre todo, su condición legal- comenzando por asumir el "mucho sufrimiento" que ha causado la violencia de ETA, ya que en su opinión, la coalición no puede "hacer borrón y cuenta nueva y reescribir la historia". Por eso, en un momento en el que reconoció que la paz "la estamos tocando con la punta de los dedos" -gracias como se preocupó de destacar a la "firmeza" del Gabinete López- instó a Bildu a mostrar "coraje y valentía" para acelerar el final de la actividad terrorista.

Ares confirmó en todo caso que su Gobierno no rebajará su nivel de exigencia ni dará pasos hasta que ETA se haga definitivamente a un lado, y en este sentido, tachó de "sainete" las críticas que el PP viene alimentando sobre la supuesta disposición al diálogo del Gabinete Zapatero. "Algunas críticas no son de recibo". "No se puede pretender ser socio preferente y a la vez mantener una oposición radical con el Gobierno", reprochó a sus socios populares el número dos del equipo de Patxi López.

Ajeno a estas advertencias, a las que intuyen poco recorrido por la necesidad que López tiene de su apoyo, el PP siguió ayer con su particular estrategia del gota a gota. Así, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, se mostró "sorprendida" porque el Ministerio del Interior "no actúe" frente a "ciertas actuaciones" de Bildu en las instituciones vascas que, en su opinión, deberían haber dado pie ya a la intervención "tanto de los órganos competentes del Ministerio del Interior como de la Fiscalía General del Estado", lo que prometió que hará Rajoy si llega a La Moncloa.

Sin embargo, ayer no fue sólo el PP quien hizo que la espada de Damocles se balanceara sobre la cabeza de Bildu, ya que el portavoz del Gobierno, José Blanco, respondió a los embates del PP advirtiendo a Bildu de que sus miembros "están siendo vigilados", de manera que "si no cumplen la ley" el mismo Tribunal Constitucional que "les permitió presentarse" en las elecciones del pasado 22-M, podría impedírselo en las generales.

marcha en san sebastián Precisamente con este riesgo sobre la mesa, miles de personas salieron ayer a las calles de San Sebastián para pedir que se afiance un escenario en el que Euskal Herria sea "libre y legal", y se respeten "todos los derechos para todos". Entre ellos, la legalización de formaciones como Sortu -aún pendiente de la decisión judicial-, pero también un cambio en la política penitenciaria y la renuncia definitiva al uso de la violencia, de lo que los impulsores de la marcha hicieron eso sí responsables a "todas las partes".

En este sentido, los portavoces de Eleak rechazaron "sin paliativos" ataques como los vividos contra los monolitos en recuerdo de Juan Mari Jauregi y Fernando Múgica, si bien dejaron claro que este reconocimiento debe ser global, sin incluir "olvidos premeditados" contra otras víctimas.

Tras la pancarta -sostenida por un exportavoz de EB y miembros de formaciones como CCOO, Aralar y la propia Eleak- se unieron representantes de Bildu y otros movimientos sindicales y sociales, que escucharon el llamamiento a PSOE y PP que cerró la marcha reclamándoles "otro tipo de actitud". "Una sucesión de pasos y compromisos multilaterales deben asentar el proceso en marcha y convertirlo en irreversible, con renuncia expresa y definitiva al uso de la violencia por todas las partes", concluyeron.