londres. Tanto el primer ministro como el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, hicieron ayer las maletas. Ambos interrumpieron su descanso estival y volverán hoy martes a la capital británica ante la gravedad de la situación, dijo ayer su portavoz. Las autoridades británicas han sido criticadas por seguir de vacaciones pese a que la violencia callejera se está propagando por varias zonas de la capital británica desde que, hacia la medianoche del sábado, comenzó una batalla campal en el barrio de Tottenham, devastado por los enfrentamientos, incendios, barricadas, saqueos y todo tipo de actos vandálicos.
En rueda de prensa tras reunirse con los mandos policiales, la titular de Interior Theresa May achacó ayer a "delincuentes" la ola de violencia, con pillajes, destrozos de propiedad y ataques a la policía. "Es pura delincuencia", afirmó la ministra, que se mostró muy firme al señalar que los responsables de los disturbios serán llevados ante la Justicia y castigados con toda la fuerza de la ley.
De momento han sido detenidas 215 personas en los últimos tres días, de las cuales 15 han sido acusadas formalmente, si bien May prometió que "habrá más arrestos" una vez se analice el contenido de las cámaras de seguridad instaladas en las calles de la capital londinense.
sin excusas "No hay ninguna excusa para la violencia", apuntó en varias ocasiones la ministra de Interior, a la vez que aplaudió la actuación de la policía y la valentía de los agentes para hacer frente a los alborotadores. La grave ola de violencia callejera entró ayer en su tercer día con nuevos disturbios en el conflictivo barrio londinense de Hackney, una de las zonas con mayor tasa de criminalidad del Reino Unido.
Las imágenes aéreas de la calle Mare, una de las arterias principales de ese barrio, mostraban cómo los manifestantes utilizaban palos para romper escaparates de tiendas y las ventanas de algunos autobuses, además de lanzar objetos contra los antidisturbios.