londres. El Gobierno británico salió ayer al paso de las críticas por su respuesta a la propagación de los disturbios en Londres, que han causado ya 215 detenidos, la mayoría por pillaje y violencia callejera.
Los disturbios de la madrugada del domingo en el barrio de Tottenham, los más graves vividos en Londres en 25 años, fueron seguidos la pasada noche por nuevos saqueos y destrozos en otras zonas de la capital, donde la policía incrementará su presencia esta noche para evitar más brotes de violencia.
La Policía, blanco principal de los ataques, acusa a "delincuentes" de estar detrás de estos disturbios que, avivados por las redes sociales y su difusión en los medios, se han expandido en las últimas horas desde el norte a áreas del este y sur de Londres como Brixton, un barrio deprimido de mayoría afrocaribeña. Los últimos dos días se han quemado vehículos y edificios en Londres, se han saqueado tiendas de ropa y electrónica y se han destruido casas y comercios, en una ola de violencia protagonizada generalmente por adolescentes. La crisis coincide con las vacaciones estivales y tanto el alcalde de Londres, Boris Johnson, como los principales miembros del Gobierno británico se encuentran fuera de la capital, lo que ha provocado un aluvión de críticas e incrementado la presión política.
El viceprimer ministro, Nick Clegg, responsable del Ejecutivo ante la ausencia del premier David Cameron, aseguró que el Ejecutivo trabaja "de forma efectiva como un equipo" ante la crisis mientras la ministra de Interior, Theresa May, regresaba ayer a Londres para reunirse con la cúpula policial. "Estamos en constante contacto entre nosotros y trabajando esta semana, como hacemos cada semana del año", aseguró en declaraciones a la cadena Sky News Nick Clegg, que dijo que lo que está ocurriendo son "robos" camuflados de protestas.
Un portavoz del primer ministro británico, de vacaciones en Italia, aseguró que los responsables de la violencia responderán ante la justicia por su comportamiento delictivo, mientras el barrio de Tottenham (norte de Londres) evalúa la reconstrucción tras unos disturbios que han causado daños por unos 115 millones de euros.
El blanco principal de los ataques es la Policía, cuya actuación en la muerte a tiros en Tottenham de un joven negro de 29 años, Mark Duggan, el pasado jueves, no ha sido aún esclarecida. Su fallecimiento dio lugar el sábado a una protesta en Tottenham que derivó la madrugada del domingo en una violencia callejera no vista en Londres desde 1986, con un autobús de dos pisos quemándose, edificios ardiendo y barricadas en las calles.
error policial Los primeros exámenes practicados a una bala disparada en ese incidente apuntan a que pertenecía a un policía y no a Duggan, de quien en un principio se dijo que portaba armas y murió en un intercambio de disparos.
Scotland Yard culpó ayer a redes sociales como Twitter de "avivar" los incidentes al propagar rumores sobre supuestas provocaciones de los agentes en las protestas mientras en algunos barrios se constata una animosidad histórica contra la policía. En declaraciones a la emisora británica BBC Radio 4, el subinspector Steve Kavanagh afirmóque "los medios sociales han sido empleados para organizar esta criminalidad".
En Brixton, donde un grupo de jóvenes prendieron fuego a una tienda y saquearon locales la pasada madrugada, gran parte de su zona central estaba acordonada y la Policía aconsejaba a los comerciantes que no abriesen ayer sus tiendas. Un residente que sólo quiso identificarse como Leroy aseguró que la muerte de Duggan ha sido el detonante, pero la responsabilidad recae en los políticos locales y los problemas se remontan a tiempo atrás.