sanxenxo. The Economist ha vuelto a vuelto a cargar contra la clase política española y esta vez le ha tocado al líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, el político "sin nada que decir", según el prestigioso semanario británico. En su edición de esta semana, la influyente publicación económica analiza la estrategia que ha seguido el PP desde que ganó las elecciones locales y autonómicas, pero sobre todo se centra en sus propuestas en materia económica.
El semanario opina que finalmente Rajoy se dejará llevar por los intereses electorales y que no aplicará las reformas contundentes que, a juicio de la revista, necesita la economía española. Precisamente es esta ambigüedad la que critica The Economist y por la que se pregunta, tras dar por descontado que el PSOE abandonará la Moncloa, "¿si hay alguien que quiera gobernar este país?".
Coincidiendo con la salida a la calle de este número, el presidente del PP concedió ayer una entrevista a la agencia Europa Press durante la que desgranó algunas de las medidas de calado económico que aplicará si accede a la jefatura del Gobierno. Tiene previsto tener ya aprobado un presupuesto en el primer trimestre de 2012 y está preparando ya el plan de choque que aplicará si gana las próximas elecciones generales del 20 de noviembre, con tres medidas que aplicará de forma inmediata. Estas son: una modificación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria para establecer un techo de gasto a todas las CCAA y cumplir así el objetivo de déficit; una Ley de Emprendedores que apoye a las pymes con, entre otras medidas, una rebaja del 5% en el impuesto de sociedades y una Ley de Transparencia de las Administraciones Públicas.
Rajoy asegura que para crear un clima de confianza "lo primero" que tiene que producirse es "un cambio de Gobierno", nombrar un Ejecutivo con personas de "la mayor competencia posible" y presentar un plan económico en las Cortes. "Eso va a dar seguridad, certidumbre de cara al futuro", enfatizaba en la entrevista.
El presidente del PP advertía que ha llegado el momento de los "gobernantes de cuajo", con un "liderazgo claro", "determinación y coraje" para afrontar la crisis, que "fije objetivos y los cumpla" y que cree un "equipo competente" que ofrezca confianza.
De esta forma, Rajoy adelantaba que prevé "dar la vuelta a la situación" en un "tiempo razonable", aunque cree que poner una fecha es "insensato" y "frívolo". No obstante, recordaba que "en el año 1998, dos años después de llegar al Gobierno, ya cumplíamos todos los requisitos para entrar en el euro y después se empezó a crear empleo de una manera importante".
El líder del PP quiso dejar claro que quiere cumplir con su objetivo de reducir el déficit público sin subir impuestos y sin tocar aspectos sensibles del Estado del Bienestar como sanidad, educación o pensiones. "Yo, en este momento, no tengo previsto subir ningún impuesto", dijo, para añadir que si hay actividad económica y España empieza a crecer y a crear empleo, se recaudará más dinero y "eso servirá para reducir el déficit público".
compromisos Por su parte, el candidato del PSOE a La Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba, subrayó ayer que España tiene un camino marcado con tres objetivos concretos que debe cumplir con independencia de lo que pase con la inestabilidad financiera internacional, que si se prolonga en el tiempo "puede acabar dañando a las economías".
En declaraciones a los medios en Soria señaló que España tiene que seguir cumpliendo los objetivos establecidos, que pasan por reducir el déficit, completar la reestructuración del sistema financiero y adoptar las medidas necesarias par que el crecimiento económico se convierta en empleo.