Vitoria. El anuncio del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de que las elecciones generales se celebrarán finalmente el 20 de noviembre y no en marzo como, en teoría, deberían haber tenido lugar ha sacudido la escena política vasca. No tanto porque la decisión haya sido inesperada, no en vano se venía especulando con ella desde hace muchísimo tiempo y, de hecho, en las últimas semanas varios destacados dirigentes del PNV habían subrayado públicamente ese riesgo; sino por su incidencia en un mapa político en plena reconfiguración tras el terremoto de las municipales y forales de mayo y con la incógnita añadida del futuro de ETA, un elemento que precisamente esos líderes jeltzales habían añadido a la ecuación al advertir a la organización terrorista de que el calendario puede jugar en su contra si no toma decisiones determinantes antes del otoño.

De partida, desde la designación oficial de Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a la Presidencia y adversario de Mariano Rajoy para ocupar La Moncloa en los próximos cuatro años, el discurso del PP se ha dirigido sistemáticamente a minar al aspirante -ya exministro del Interior- con dos argumentos muy ligados a la política vasca: por un lado las investigaciones judiciales del caso Faisán, en plena ebullición en este momento en la Audiencia Nacional, y por otro su presencia como portavoz en los Ejecutivos de Felipe González que se vieron salpicados por la acción de los GAL.

Pero en esta coctelera destaca el nuevo equilibrio de fuerzas políticas que el 22-M ha deparado para Euskadi. Una referencia interesante, aunque obviamente haya que imponerle todas las salvedades dadas las diferencias entre una cita electoral y otra, es la proyección en unas generales de los resultados de las últimas municipales. Más allá de la obvia victoria del PP -que se quedaría sin embargo a 14 escaños de la mayoría absoluta- y la caída en barrena del PSOE -que en esa hipótesis perdería 52 diputados hasta los 117-, destaca sobremanera la lógica irrupción de Bildu. Siete escaños que le colocarían a la par del PNV y le permitirían disfrutar de grupo propio en la Cámara Baja.

la incógnita de bildu

"Unión popular"

Y ahí llega la primera incógnita que habrá que despejar en no demasiado tiempo. Los integrantes de Bildu parecen tener voluntad de concurrir a las generales, ocurra lo que ocurra con Sortu que sigue pendiente del fallo del Tribunal Constitucional sobre su ilegalización. Bildu, por boca de Pello Urizar, confirmaba el viernes que ven con buenos ojos la vía abierta con Aralar para ampliar esa coalición y afrontar de manera conjunta la cita del 20-N. No obstante, la coalición soberanista, como tal, no ha tomado una decisión oficial. El parlamentario de Eusko Alkartasuna, Juanjo Agirrezabala, aseguraba también ayer no saber aún si Bildu estará en las generales, "aunque EA sí estará".

Ayer, mediante un comunicado, la izquierda abertzale respaldó esta posición. "No estamos, así lo entiende la izquierda abertzale, en una contienda electoral de carácter partidista y de defensa de intereses partidarios -sostiene-. Debemos pensar y actuar como pueblo que tiene enfrente a un Estado español que no está dispuesta a reconocer dichos derechos y que no quiere avanzar en un escenario de soluciones democráticas". "Las elecciones españolas deben servir, en consecuencia, como palanca para afianzar estos nuevos tiempos a través de una unión popular que actúe en clave de pueblo y en defensa de los derechos democráticos que debemos defender como nación desde los cuatro territorios de Hego Euskal Herria", continúa la nota que, en cualquier caso, no concreta a qué otras formaciones puede ir dirigido ese ofrecimiento o, en otras palabras, si éste está abierto o no al PNV.

De todas formas, el parlamentario jeltzale Ricardo Gatzagaetxeberria daba una respuesta en los micrófonos de Radio Euskadi antes incluso de que se hiciera público el comunicado, para afirmar que "lecciones ninguna" por parte de la Izquierda abertzale. La trayectoria del PNV es "limpia y de rigor" en la defensa de la idiosincrasia de lo vasco, añadió, y la izquierda abertzale "ha empezado a conocer ahora el trabajo en las instituciones": "Como decía Irujo, los conversos a la cola".

"Éstas son las claves a través de las cuales la izquierda abertzale marcará y definirá su posición política en los próximos días", concluye la izquierda abertzale, en una toma de postura que parece confirmar que, incluso en la hipótesis de que el Constitucional diera luz verde a Sortu a tiempo para poder estar presente en las urnas el próximo 20 de noviembre, mantendrá su apuesta por la fórmula de Bildu en esta cita.

la incógnita de ETA

El supuesto peso del calendario

Este debate tiene una derivada inevitable: la reacción del PP. Insistía en ello en Radio Euskadi Leopoldo Barreda, portavoz parlamentario de los populares vascos: "Tener muchos votos, no garantiza el carácter democrático de una organizacón", ya que "Hitler también tuvo muchos votos" y ha señalado a la coalición abertzale que "sigue sin romper con ETA".

A ETA se han dirigido abiertamente varios dirigentes jeltzales en las últimas fechas. El último, Joseba Egibar el viernes, para advertir de que, a su juicio, un cambio de color en La Moncloa puede suponer un problema para el proceso de paz.

Desde el rincón contrario al del Barreda, el portavoz socialista en el Parlamento Vasco, José Antonio Pastor, destacó ayer que la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero se ha caracterizado por "una enorme preocupación por Euskadi", especialmente en lo que hace referencia a "ETA, la paz y violencia".

Por ahora, el anuncio del adelanto electoral parece desactivar la tesis difundida en los días previos de que el presidente estaría esperando un comunicado de la organización terrorista que pudiera serle favorable a Rubalcaba para rentabilizar en la campaña. Lo que no desactiva es las especulaciones sobre la inminencia de algún pronunciamiento de ETA en próximas fechas -un clásico en torno al día de San Ignacio- y noticias previas reveladas por el PNV de que la propia izquierda abertzale le había pedido ganar tiempo y que ayudara a Rodríguez Zapatero a agotar la legislatura.

la incógnita del PSE

Proceso de reconstrucción

La tercera vertiente en clave vasca mira al Gobierno Vasco y al PSE, que volverá a poner en marcha la maquinaria electoral cuando todavía se lame las heridas del desastre del 22 de mayo. Algunos dirigentes socialistas admiten que estas elecciones puede afectar al proceso de reflexión y autocrítica emprendido. Lo que parece evidente es que una nueva interferencia electoral, aun cuando sea de tenor estatal, probablemente incidirá en el debate que el lehendakari acaba de abrir con los diputados generales en torno a políticas fiscales, sociales y de modelo de Estado.

Patxi López había emprendido con esta propuesta y las iniciativas anunciadas para septiembre en torno a paz y convivencia, empleo e identificación de duplicidades institucionales un decidido intento por recuperar la iniciativa, retomar un discurso de corte más progresista y tratar así de dar la vuelta a los resultados de las municipales.

"El PSE está preparado para tratar de conseguir la confianza de la ciudadanía vasca y volver a ser la primera fuerza en las elecciones generales de noviembre", declaraba ayer López a Europa Press. Pero a los socialistas vascos la cita les pillará sin celebrar la conferencia política que para revisar su proyecto han convocado para enero. "Desde el punto de vista partidista, quizá habría sido mejor agotar la legislatura para dar más tiempo a que se llene de contenido la candidatura de Rubalcaba", admitió.