vitoria. El popular Javier De Andrés hizo ayer una declaración de intenciones basada en la continuidad sobre la labor desarrollada por el Gabinete Agirre salvo por algún matiz de perfil económico y dos de claro contenido político: defenderá la "identidad propia" de Álava frente a la marea nacionalista alumbrada tras el 22-M en el conjunto de la CAV, y mantendrá "las distancias" con Bildu hasta que no borre las "sospechas de simpatías con la violencia" que aún le ve.

Antes de confirmar que "el duende" que a veces juega con la política vasca creando situaciones "extrañas" no estaba ayer de humor, y que el apoyo de sus compañeros de filas y del PSE le bastaría finalmente para convertirse en nuevo Diputado General de Álava, De Andrés compareció en el Palacio de la Provincia con gesto serio. Tenso y con unas profundas ojeras que hablaban de las largas horas que a buen seguro ha pasado repasando los números hasta no verse con la makila de mando en la mano.

Sin embargo, el aún candidato se fue relajando a medida que transcurría el pleno, y sobre todo, a medida que iba comprobando cómo los representantes de PNV y EB, en lugar de reconducir el desencuentro que ha dinamitado sus opciones de llegar a un pacto alternativo a la suma PP-PSE, se tiraban sin duelo los trastos a la cabeza profundizando en una herida que puede incluso acabar en los tribunales.

Más allá de las consabidas apelaciones a luchar contra la crisis y el paro, una clave destacó en sus intervenciones: la que señala el diálogo y el acuerdo como las herramientas que le serán imprescindibles para gobernar Álava desde un Ejecutivo que se pone en marcha sostenido por sólo 16 de los 51 procuradores que componen las Juntas Generales.

"mano tendida" "A mis compañeros les digo que va a ser una legislatura complicada en la que trabajaremos con minoría parlamentaria. Por eso, tenéis que tener voluntad de llegar a acuerdos", afirmó. Y, siendo éste el mensaje que mandó a la bancada popular, el que destinó a quienes están llamados a facilitarle las mayorías necesarias para sacar adelante los proyectos no podía ser menos. A todos ellos les aseguró que tendrá la "mano tendida" y la "mejor disposición para el acuerdo". De hecho, construyó sus réplicas a base de respuestas como "no tengo ningún ánimo de polemizar", o "lo que nos separa son diferencias semánticas", rebajando así la profundidad de las diferencias programáticas que le separan de PSE, PNV y EB. No fue así en el caso de Bildu, ante quienes aseguró que mantendrá "las distancias" hasta que no acrediten que han roto definitivamente con ETA. En este sentido, pidió a los representantes de la coalición que no pretendan extender el proyecto independentista sobre el debate de las Juntas alavesas y, marcando postura ante éste, aseguró que defenderá la "identidad propia" que a su juicio diferencia a Álava de Bizkaia y Gipuzkoa.

las propuestas y los socios Entre las medidas que apuntó como ejes vertebradores de su acción de Gobierno, De Andrés adelantó que apostará por favorecer la creación de empleo y avances en la "austeridad, el aprovechamiento eficiente de los recursos públicos y el ajuste del gasto corriente para hacer posible que los recursos gestionados se maximicen allí donde son necesarios", lo que comenzará plasmándose en un ajuste de "la estructura directiva" de la propia diputación al reducir a ocho el número de diputados forales y suprimir los directivos de algunas de las sociedades.

Al tocar el tema de la recaudación, planeó sobre la reforma fiscal que parecen querer plantearle el resto de grupos en busca de gravar a las rentas más altas, si bien, consciente de que quizá se vea solo, se limitó a apuntar que esta reforma se deberá acometer "sin dañar el tejido productivo", ya que, según subrayó, elevar los impuestos a las empresas puede llevarles a abandonar Álava.

La gran ausente de su discurso fue la relación que tendrá con el PSE, ya que se limitó a agradecer que este partido haya cumplido su "compromiso" de apoyarle, y a señalar que, aunque ambos tienen "muchas diferencias", se guían por "unas mismas normas democráticas que algunas formaciones en el País Vasco cuestionan y quieren quebrantar".