MADRID. La magistrada de la Audiencia Nacional Ángela Murillo ha vuelto a robar el protagonismo con sus intervenciones a los procesados de uno de los juicios que preside, en este caso el de los ocho presuntos miembros de Bateragune acusados de intentar reconstituir la ilegalizada Batasuna.
Y eso que hace solo unos meses, el pasado 8 de febrero, el Tribunal Supremo anuló una condena a dos años de prisión que una sala presidida por Murillo había impuesto al exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi -que también se sienta en esta ocasión en el banquillo- al estimar que la juez exteriorizó "un prejuicio acerca de su culpabilidad" al preguntarle si condenaba la violencia de ETA.
El breve diálogo entre Murillo y Otegi que motivó la anulación del juicio, que se repetirá el próximo mes de julio, tuvo lugar el 27 de enero de 2010, al concluir el interrogatorio al exportavoz de Batasuna, acusado entonces de enaltecer el terrorismo durante un homenaje al preso etarra José María Sagarduy el 9 de julio de 2005.
La magistrada hizo uso de su potestad para plantear preguntas a los acusados y emplazó a Otegi a decir si condenaba o no "rotundamente" la violencia.
"No voy a contestar", contestó el dirigente abertzale, a lo que Murillo reaccionó diciendo "Ya sabía yo que no iba a responder" antes de que Otegi cerrara el intercambio replicando: "Y yo que iba a hacerla (la pregunta)".
En esta ocasión, Murillo no ha interpelado a Otegi -que declaró ayer durante casi tres horas-, pero después de escuchar cómo los ocho acusados se presentaban como los impulsores del debate que llevó a la izquierda abertzale a cambiar de estrategia y dejar de lado "la violencia política" no ha podido resistir la tentación de hacer una pregunta a la última procesada, Miren Zabaleta.
"Usted se ha manifestado contraria a la violencia política ¿Qué es la violencia política? ¿Un tiro en la nuca es violencia política?", ha preguntado la magistrada.
Abierto el fuego, Murillo ha visto oportuno también "comentar" el abrazo con el que el primero de los testigos que ha comparecido en la vista, el dirigente abertzale Rufino Etxeberria, ha saludado a Otegi.
Tras preguntar al testigo, como es preceptivo, si conoce a los acusados, y después de que Etxeberria -que ya había abrazado a Otegi- admitiera que conoce a éste, la juez ha dicho: "Le conoce y le quiere una barbaridad, por lo que he visto".
A continuación ha pedido al testigo que dijera si tiene algún interés en la causa, a lo que Etxeberria ha respondido que su deseo es "que todos los encausados salgan absueltos".
"Entonces, usted de imparcial poco, ¿no?", ha sido la coletilla de la juez.
La presidenta del tribunal también dio ayer la réplica jocosa a otro de los acusados, Txelui Moreno, que había provocado risas en la sala al denunciar durante su interrogatorio que cuando fue detenido le quitaron unas llaves que no eran suyas y de las que no había vuelto a tener noticias.
"No se preocupe usted, que las llaves se las damos nosotros", le dijo Murillo al despedirle.
Ángela Murillo, nacida en Almendralejo (Badajoz), se convirtió en abril de 2008 en la primera mujer en ser nombrada presidenta de una sección de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional, tribunal en el que también fue la primera mujer magistrada, hace ya más de 18 años.