La Audiencia Nacional acoge desde mañana y previsiblemente hasta el próximo 7 de julio el juicio que sentará en el banquillo de los acusados a Arnaldo Otegi, Rafa Díez Usabiaga y otros seis integrantes de la izquierda abertzale a los que la Fiscalía considera responsables de poner en marcha "la estructura" política que ETA habría ideado para "alcanzar los fines integrales de su proyecto": Bateragune.

Los cargos son claros. Integración en organización terrorista: diez años de prisión para cada uno. Pero dado que las bases que sostienen la acusación pueden no serlo tanto, sobre todo a partir de que el Tribunal Constitucional diera luz verde a Bildu apenas dos meses, este proceso, como el que aún debe afrontar Sortu, amenaza con convertirse en un punto de inflexión repleto de lecturas y significados; en el espejo en el que la Audiencia Nacional reflejará si se mantiene en las claves del pasado u opta por aceptar la doctrina emanada del Constitucional en su sentencia sobre la legalidad de Bildu.

argumentos cuestionados Y es que entre ambos procesos existen ineludibles similitudes, ya que la acusación intentaba en ambos casos evitar la sucesión de actividades de un grupo político que consideraba parte orgánica del entramado etarra y a las órdenes por lo tanto de la vanguardia armada del MLNV; de la propia cúpula de ETA.

Así se desprende de la lectura del auto [resumido bajo estas lineas], que se sustenta básicamente sobre estos dos argumentos: que Bateragune era la continuación del trabajo de las formaciones ilegalizadas, y que buscaba poner en marcha la conformación de un polo soberanista similar al que ahora abandera Bildu con plena vigencia legal, lo que la Fiscalía entiende como parte de un plan dirigido por ETA para avanzar hacia la liberación de Euskal Herria.

En palabras del auto, Bateragune "era la estructura que desarrollaba o pretendía hacerlo, las diferentes acciones de la organización terrorista para alcanzar los fines integrales de su proyecto político social para Euskadi, a través de la violencia terrorista(...) procurando encontrar los cauces, apoyos y acuerdos para conseguir la independencia de Euskal Herria a través de la formación de un polo soberanista". Todo esto constituiría un plan "dirigido y controlado por ETA" que no dejaría "ningún margen de maniobra" a la presunta cabeza política del entramado, la Bateragune que se acusa a los imputados de tratar de levantar.

la lucha por el timón del mlnv Sin embargo, en el relato que se narra a lo largo de las 178 páginas del auto del Ministerio de Justicia se incluyen pasajes que dan cuenta del pulso entablado en el MLNV tras el que los políticos desalojaron a los violentos del puesto de mando; algo que si bien parece contradecir la idea de que Bateragune estaba a las órdenes de ETA, sirve a la acusación para argumentar justo lo contrario.

En una carta que la Policía dice haber sacado del ordenador de Díez Usabiaga, el dirigente abertzale se mostraba inquieto ante las "dudas e inercias preocupantes" de los partidarios de mantener la violencia y pensaba combatirlas; una crítica de la que la Fiscalía insiste sin embargo en ver otra prueba de que todo era parte de una misma estrategia.

Asimismo, el auto recoge un desencuentro producido presuntamente cuando esta parte de la izquierda abertzale decidió presentarse a las elecciones europeas con Iniciativa Internacionalista y no en el polo soberanista, reflejado en un comunicado interno de ETA en el que criticaba esta decisión. En la misma linea, de cara al "proceso de reflexión" que llevó al planteamiento de Zutik Euskal Herria que puso rumbo al rechazo de la violencia que este mundo asegura haber asumido desde entonces, ETA llega a admitir que le "irrita enormemente que se siga debatiendo sobre un modelo que no es compartido por la Organización", lo que sin embargo tampoco sirve para variar el discurso de subordinación de Bateragune a ETA que sostiene continuamente la Fiscalía.

Estas y otras claves alimentan las protestas de los imputados y de quienes les apoyan, que ven acreditado que éste es un "juicio político".

"juicio político" Así lo expresaba el pasado lunes el propio Díez Usabiaga rompiendo así el silencio impuesto por su imputación en este proceso -quedó en libertad condicional para poder cuidar de su madre con la condición de no hacer política- en un acto en el que contó con el respaldo de un amplio abanico de personalidades de la sociedad y la política vasca. "Ahora resulta que este cambio de estrategia [por la apuesta definitiva por el uso exclusivo de vías civiles y democráticas] es el que, en contra de toda lógica va a ser juzgado", resumía el ex líder de LAB. "Es necesario liberar el presente y sobre todo el futuro de las cadenas del pasado", explicaban los miembros de la plataforma de apoyo a los imputados.

Así entienden este proceso los muchos críticos que ven en él un impulso político propio de otro tiempo, alentados por las argumentaciones convertidas en pruebas de cargo que jalonan el auto pese a ser muchas de ellas meras deducciones basadas en lo que reflejan los informes policiales. "Intentan mantener el todo es ETA porque nuestra apuesta irreversible deja desnudo al Estado", remachaba el propio Otegi en una entrevista concedida a Gara desde la cárcel.

el futuro de otegi Y es que, de ser absuelto junto a sus compañeros en este proceso, el que fuera máximo dirigente de Batasuna pondría fin a casi 600 días cautivo en prisión provisional; es decir, encerrado sin más motivo que el hipotético riesgo de fuga alegado por la acusación.

Pero antes de conocer el futuro que la Justicia española le depara, Otegi se verá de nuevo las caras con la tempestuosa presidenta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Ángela Murillo; la misma con la que mantuvo un intenso careo que acabó en dos años de condena. Esta pena fue luego revocada por el Tribunal Supremo, que ordenó repetir el juicio en otra sala el próximo 12 de julio, cuando Otegi habrá saldado por fin las cuentas que le mantienen lejos -físicamente- de la sala de máquinas de la izquierda abertzale tradicional que ahora recorre el camino que los componentes de Bateragune alumbraban cuando fueron detenidos.

Sonia Jacinto, Miren Zabaleta, Arkaitz Rodríguez, Txelui Moreno, José Manuel Serra y Amaia Esnal acompañarán a Díez Usabiaga y Otegi en este juicio en el que serán acusados por la supeditación de Bateragune a ETA que la Fiscalía interpreta que había. "La simple sospecha no puede constituirse en argumento jurídicamente aceptable para excluir a nadie del pleno ejercicio de su derecho fundamental de participación política", sentenció el Constitucional en el caso de Bildu. La Audiencia Nacional deberá demostrar ahora si comparte la conclusión del máximo órgano de la Justicia española, o insiste en constituirse en el espejo del pasado reciente.