Nairobi. La exministra ruandesa del área de la mujer, Pauline Nyiramasuhuko se convirtió ayer en la primera fémina en la historia condenada por genocidio, en concreto por el perpetrado en su país en 1994 contra la etnia de los tutsis y que, según cifras de la ONU, costó la vida a más de 800.000 personas (el 11% de la población total). La condena, a cadena perpetua, la dictó y la ratificó ayer el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR).
Nyiramasuhuko, extitular de Familia y Desarrollo de la Mujer, fue condenada, además de por genocidio, por crímenes contra la humanidad y delitos contra la vida y la dignidad de las personas, informó el TPIR, con sede en la ciudad tanzana de Arusha. Junto a la exministra, fue condenado a cadena perpetua su hijo Arsène Shalom Ntahobali, también por genocidio, crímenes contra la humanidad y violencia contra la vida y la dignidad de las personas.
Como recogía El País, la procesada es de etnia hutu, mayoritaria en el país, y los jueces han fallado que organizó el secuestro y violación de mujeres y niñas tutsi. Ayudada por su hijo, Arsene Shalom Ntahobaki, que recibe la misma pena, también ordenó el asesinato de civiles tutsi en su ciudad, Butare, al sur de Ruanda.
Según el TPIR, las milicias hutu, que la procesada contribuyó a crear desde el Gobierno, debían impedir nacimientos dentro del grupo tutsi. En un país donde la pertenencia a una etnia está ligada al linaje paterno, forzar a una mujer y dejarla embarazada equivale a destruir a la comunidad atacada.