parís. El filósofo y exdiplomático Stéphane Hessel, autor del libro ¡Indignaos!, que inspiró el movimiento de protesta surgido en España, hizo ayer un llamamiento a la no violencia en las manifetaciones, porque a su juicio desvirtúa su objetivo. "Los españoles se han tomado la idea de la indignación de manera muy seria, pero cuando comienzas a moverte la violencia es una tentación", indicó el escritor francés. "En Barcelona ha habido gente que ha intentado impedir el acceso a los parlamentarios. He enviado un mensaje en el que decía que la violencia hay que evitarla, no porque en sí sea terrible, sino porque justifica la respuesta violenta, y ahí es cuando el conflicto se vuelve insoluble", añadió en su comparecencia.

Vestido con un elegante traje negro, reconoció que en España "el caso es particularmente difícil por la situación económica y financiera", pero estimó que eso constituye "una razón de más para tratar de trabajar con ese movimiento sobre una política que pueda ser mejor comprendida por la juventud".

Hessel expresó su deseo y confianza "en que el Gobierno tenga la inteligencia de no responder a la violencia con más violencia, sino con diálogo", y aseguró que el necesario trabajo de renovación democrática se debe hacer en un "contacto amigable con los indignados".

"Hay quien pueda lamentar el momento del movimiento, decir que habría sido más eficaz si hubiera llegado antes de la crisis, cuando el Gobierno español y el catalán hubieran tenido todos los medios, pero todavía hay cierto número de medidas que pueden tomarse", aseguró. Esos pasos, a su juicio, "no van en el sentido de privatizaciones sucesivas, sino en el de la estabilización de los bienes públicos", y ante los mismos se debe confiar en los representantes electos "para que tengan en cuenta la indignación provocada" y satisfagan sus demandas. Destacó que "la oligarquía económica y financiera nos impide resolver los problemas", y que aunque "los ciudadanos desgraciadamente no tienen acceso directo a esas fuerzas, pueden presionar a sus gobiernos".

El filósofo consideró que "estamos en vísperas de una nueva manera de plantear las relaciones internacionales" a través de los movimientos democráticos surgidos en todo el mundo, y que por eso hay que inspirar confianza a sus participantes.

"Los viejos dentro de poco no estaremos aquí y será necesaria una renovación, que puede acabar siendo una repetición de las dificultades que hemos conocido, o una nueva manera de concebir la democracia de manera práctica", concluyó el exdiplomático.

En su testimonio recalcó que la no violencia "es la única manera de avanzar en la democracia", y aseguró que después de haber escrito su libro, del que solamente en Francia se han vendido más de tres millones de ejemplares, ahora sólo puede animar a los jóvenes y decirles "veréis cómo lo vais a conseguir".

"Nuestra intención fue dirigirnos sobre todo a las nuevas generaciones y explicarles que pueden cambiar el mundo, primero indignándose y luego comprometiéndose", aseguró Hessel, para quien "seguimos siendo víctimas de la forma en que los bancos y los gobiernos se comportan", y hay que exigir que una legislación apropiada "evite la manera de ir de crisis en crisis".